Capítulo XII

Mulai dari awal
                                    

Lena no conocía muchos nefilim, habían empezado a escasear desde hacía siglos y aunque le resultaran fascinantes, también tenía que admitir que le generaban cierto temor.

De cualquier manera, y aunque estuviera muy buena la lectura sobre los nefilim y sobre otros entes de energía oscura, nada había cambiado. Lena seguía angustiada, buscando respuestas y nada parecía servirle.

Pensó, aunque no tuviera ninguna certeza, que tal vez todo ese tema de las pesadillas predictivas se debiera a algo relacionado con energía oscura, porque algo tan horrible solo podía tener esa conexión, pero no había encontrado nada.

Durante el fin de semana Lena quiso hablar con Will, preguntarle si él había visto a la mujer y al lobo de sus sueños o si a él también le pasaban cosas extrañas, pero no pudo encontrar un solo momento para acercarse al chico. Principalmente, porque desde el viernes, él parecía estarla evitando. Ella no lo veía ni siquiera en la cafetería con sus amigos a la hora de la comida y cuando se lo topaba en algún rincón de Zilhardt, él se escabullía.

El lunes pasó, Lena devolvió los libros a la biblioteca y Will no apareció en el servicio social, aunque el viernes se había comprometido a que lo haría. Al finalizar las clases, ella había intentado acercarse, pero él desaparecía antes de que ella pudiera notarlo. Pero lo había visto meditabundo y sin su habitual socarronería.

Lena había empezado a enfurecerse y se había resignado a que ese idiota —como de costumbre— no iba a ser de mucha ayuda.

La noche llegó, se dirigió a entrenar un poco con la lanza en el campo de entrenamiento, pero al igual que con la espada, con esta nueva arma, tampoco le iba muy bien.

Luego cenó con sus amigos, vistiendo su conjunto deportivo y más tarde se adelantó a su habitación, para darse una ducha. Para cuando Sara llegó al dormitorio —todavía vestida con su uniforme—, Lena ya portaba su pijama de símbolos matemáticos y estaba sentada en su cama ojeando un libro de mitología grecorromana que había sacado prestado de la biblioteca aquella misma mañana.

Una vez su hermana se había cambiado y había anunciado que se iría a dormir, Lena dejó su libro sobre la mesita de noche y esperó a que Sara volviera a asomarse en la habitación. Ella siempre lo hacía.

—Buenas noches, Lena —dijo con una sonrisa y se marchó sin esperar respuesta.

Cuando ella se retiró a su compartimiento del dormitorio y hubieron apagado todas las luces, a Lena le llevó solo un par de minutos caer en un sueño profundo.

Cuando ella se retiró a su compartimiento del dormitorio y hubieron apagado todas las luces, a Lena le llevó solo un par de minutos caer en un sueño profundo

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Hacía demasiado frío. Tanto, que sentía que calaba en sus huesos. Dejó escapar un resoplido y vio el vaho formarse frente a su rostro.

Algo en ella se sentía desolado, como si la penumbra en la que se encontraba aquella azotea la afectara profundamente. Viendo la luna sobre su cabeza, brillando con aquella preciosa luz plateada y recordándole a la punta roma de una uña, ella se sintió tan sola como aquel satélite. Que resplandecía en lo alto del cielo índigo desamparado de estrellas.

La Niña de las Pesadillas.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang