Miedo de ser solo un juego.

Miedo de caer en un sentimiento donde ya no hay retorno ni vuelta atrás.

Jamás se había enamorado, ni siquiera había tenido novio en toda su vida. Pero ahora en una jima de primavera que creía sería común como cualquier otra, nacía una sensación desconocida que te demuestra lo que llaman ser el sentimiento más puro y fuerte de todos.

Quería creer, de verdad quería creer en aquellas palabras del alfa de ojos verdes, y más, porque él sentía lo mismo.

Pero no... no quería ser tratado y usado para luego ser desechado con una bola de sentimientos que estaba seguro ya jamás se borrarian.

Seguramente Harry estaba acostumbrado a eso... a pasar de omega en omega diciéndoles exactamente lo mismo que a él. Ilusionandolos y después de conseguir sus propósitos botarlos como basura. Era común en la gente del estatus como la de él

Pero y si no...

Sus palabras, sus besos, sus ojos.

Sus ojos brillaron esa noche al igual que los suyos. Él le dijo que también lo había sentido, esa conexión de la que siempre se comenta entre destinados estaba ahí, viva y latiendo ocasionando llamas en sus venas y ríos que consumían todo a su paso.

─A este paso nunca acabaremos la jornada. -Marie habló de repente interrumpiendo los pensamientos del omega.

La jornada en el campo había comenzado hace ya una hora aproximadamente. Hora en la que Marie notó a su cachorro completamente distraído o dejando el trabajo de lado mientras se perdía el horizonte o en cualquier piedra del camino.

─Mamá yo... ¿por qué traes puesta ropa negra? Con este calor te vas a fundir. -preguntó cambiando de tema al por fin notar por primera vez desde que salieron de su casa la ropa que llevaba puesta la omega. ─No me digas que es porque aun le estás guardando luto a don Andrew.

─No Louis, no es por eso. -tomó su machete para seguir cortando las afiladas puntas del agave.

Lo había llamado Louis, sería mejor dejar el tema de lado.

─Oye mamá.

─¿Qué? -preguntó poniendo los ojos en blanco con cariño. Su cachorro tenía algo oculto, de eso ya estaba segura.

─Tú... ¿tú crees que lo de las telenovelas puede pasar en la vida real?

─¿A qué te refieres? -detuvo su labor nuevamente.

─A eso que pasa en casi todas. A que el joven, guapísimo y millonario se enamore de un pobre y que ni siquiera pudo concluir sus estudios completamente. -preguntó con sus ojos brillando de ilusión.

─Mmmm, osea que te refieres a que si el joven Styles se puede enamorar de ti.

─Uhm bueno, sí- yo... sí. -agachó la mirada con pena.

─Ay gaviotita... en todos mis años de vida jamás he visto tal cosa. Ahí tienes de ejemplo a la señora Lucía y a don Andrew... ella viene de una muy buena familia, y lo mismo es con sus dos hijos; el señor Bruno y Edward, ambos se casaron con omegas de muy buenas familias con una muy buena posición.

Para Marie era sumamente difícil tener que ser la mala del cuento haciendo que su cachorro no elevará sus expectativas y apagar toda chispa de ilusión para alguien ingenuo como él. Para nada era su intención dañarlo o hacerlo sentir inferior a los demás. Su única preocupación era no dejar que lastimaran a su único hijo, hijo que era un total inexperto e inocente en el tema, que jamás se había enamorado y que jamás había experimentado lo que era una relación amorosa y lo que esta conlleva. Debía abrirle los ojos para que se diera cuenta que era imposible que un Styles se enlazará con alguien que no fuera de su estatus social

you & i ⤷ l.s (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora