5. Sinfonía del pasado - parte I

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Wen Qing se encontró con él durante su hora de almuerzo. A diferente de Luo Binghe que no había podido probar bocado después de saber que la última comida de Wen Chao había sido el propio Wen Chao, Wen Qing no parecía tener problemas en comer después de una cirugía de quien sabe cuantas horas donde habían removido carne podrida de la llaga de una mujer de 40 años cerca de su zona pélvica por lo que había escuchado comentar a algunos enfermeros que buscaban un cubo para vomitar. El aroma en el pido de cirugía tampoco era el mejor, olía a suciedad y jabón, un olor que se le hacía nostálgico por el tiempo que estuvo frecuentando hospitales junto con su madre. 

- Me enteré de la muerte de mi primo está mañana - comentó la doctora Wen mientras daba un mordisco a su sandwich - no me sorprende. ¿Quiere preguntar si tenía enemigos? pues claro, creo que todos los Wen los tienen, especialmente Wen Chao. 

- Así que tiene un sospechoso. 

- Cualquiera quería matarlo, no cualquiera lo haría. Si la pregunta es... si alguno de mis conocidos podría ser Loto, no creo que haya alguien que tenga el valor para serlo. 

Estaban sentados en los jardines del hospital. Las jardineras eran viejas y estaban rotas, no había plantas, las mala hierbas habían invadido el lugar. Todo era gris y sucio. Una zona abandonada por la ciudad. A pesar que Luo Binghe se había acostumbrado a la deslumbrante ciudad en la que había vivido los últimos años con enormes rascacielos de cristal, calles iluminadas y limpias, él había crecido en un lugar como ese. 

- Doctora Wen, presiento que hay algo que me quiere decir. 

- Wen Chao era un idiota - soltó en un suspiro - Me fui de la farmacéutica por él, no lo soportaba. ¿Sabe cuantas denuncias de abuso tenía en su contra y nunca se resolvió ni una sola de ellas? ¡Merecía cualquier cosa que Loto le haya hecho!

- ¿Acaso usted fue...? 

- Por supuesto que no, ese maldito no se hubiera atrevido a tocarme un cabello - bufó, su expresión cambió a una tristeza profunda - pero... disfrutaba de atormentar a mi hermano... A-Ning es muy bueno, él nunca haría nada en contra de nadie, por eso Wen Chao lo usaba como un saco de boxeo. A pesar de todo... no siempre pude protegerlo. 

- Wen Ning - Luo Binghe anotó el nombre en su libreta, lo conocía porque Wei Ying lo había mencionado varias veces en el pasado, sabía que era uno de sus mejores amigos - sé que son amigos del detective Wei. También sé que tenía una mala relación con Wen Chao. 

- A-Xian no tiene nada que ver en esto. 

- Lo sé. 

O al menos quería pensar que no era capaz que su compañero de trabajo no era capaz de asesinar a alguien de esa forma. El crimen tenía la firma de Loto, pero se cuestionó si, después de tanto tiempo estudiando el estilo de Loto, incluso él no era capaz de imitarlo. 

- Quizás tengo algo que pueda ayudar a capturar a Loto - soltó en un suspiro, poniéndose de pie - pero... ¿realmente quiere capturarlo? 

- ¿Qué quiere decir? 

- Se escuchan cosas aquí a diario, las personas están agradecidas con Loto - soltó otro largo suspiro, pasó un mechón de cabello detrás de su oreja. Wen Qing era alguien hermosa, su mirada filosa era algo intimidante y su aura era la de alguien que podía entrar en cualquier lugar y en dos minutos estaría al centro dando ordenes y nadie dudaría en obedecer. Le recordaba mucho al mayor de los Shen, se preguntó por un momento si todos los cirujanos eran igual - el año pasado... atendí a una niña, no tenía más de 16 años... había tratado de suicidarse cortando sus venas, ella... escuché cuando confesó que había sido abusada por Jin GuangShang. Pero... a nadie le importó. 

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