Quizás era hora para aplicarse aquella frase de su mentor. Si Loik ahora mismo estuviese allí, probablemente obligaría a Blair a ponerse en pie, volver con sus amigos y buscar una solución para todo el problema que había con Alie. Y justo eso era lo que deseaba la arquera, así que se levantó después de sacudir sus pantalones llenos de tierra.

Fue cuando iba a dar el primer paso hacia el Rover, que una espada rozó su cuello amenazando con volver a contárselo. Bufó, cansada de que siempre la atacaran al cuello.

No sabía quien estaba detrás de ella, pero jusheda consiguió agarrarle el brazo y retorcérselo, pero el atacante no soltó nk un grito de dolor. Se giró rápidamente y abrió mucho los ojos al encontrar a un skaikru que no pudo reconocer frente a ella. De igual forma, no se frenó y le golpeó hasta hacerle quedarse en el suelo sentado. Blair descolgó su arco y apuntó al chico, sabiendo que estaba chipeado. Elevó su arma y colocó una flecha, para después dejarla salir de frente al corazón del chico. Tuvo que cerrar los ojos, dándose cuenta de que Alie la había estado siguiendo.

Escuchó unos pasos detrás de ella, y se giró abruptamente, volviendo a colocar otra flecha en su arco y apuntando al mismo rey de Azgeda, Roan. El hombre la miró con una sonrisa ladina y no dudó en acercarse a ella. La arquera no bajó la guardia, y siguió apuntándole.

—Menudo espectáculo, ¿no?— bromeó Roan, quedando frente a frente con ella. Blair entrecerró los ojos.

El rey esperaba alguna respuesta igual de sarcástica por parte de la castaña, pero lo único que recibió fue un golpe en la cara proveniente del arco de la chica. Soltó un grito de dolor, cayendo al suelo de rodillas. Y enseguida buscó con la mirada a Jusheda, pidiéndola explicaciones. Blair respiró tranquila, y le tendió la mano para ayudarle a levantarse. Su majestad la aceptó y lo hizo.

—Lo siento.— murmuró Blair, soltando una carcajada al ver lo mal que la estaba mirando Roan— No me mires así. Tampoco ha sido para tanto, princesita.

—Es muy fácil seguirte, y a tus amiguitos también— comentó el Rey, ganándose una mirada amenazante por parte de Blair— Escucha, Jusheda, me caes sorprendentemente bien, pero necesito ver a Clarke. Y tú me vas a ayudar.

—¿Ah, sí?— vaciló la castaña, mirándole con aires de superioridad— ¿Y si no lo hago qué? ¿Me matarás? Si crees que puedes hacerlo, observa bien el cadáver que tienes al lado.

—Cálmate.— ordenó Roan, sabiendo que la chica no le iba a hacer caso jamás, pero aún así quiso intentarlo— Hablo en serio, Blair. Necesito que confíes en mí.

—¿En ti?— se mofó la arquera, rodando los ojos con exageración. Roan negó varias veces con la cabeza, pero con una sonrisa graciosa en sus labios. Nunca había conocido a alguien tan cabezota como ella— ¿En Roan de Azgeda? ¿La persona que me secuestró para llevarme a Polis? ¿El rey de la nación que me está buscando?

—Que Ontari te quiera dar caza no significa que yo también— avisó el hombre, dándole una mirada suplicante a Blair de nuevo— Déjame hablar con Clarke, ella tiene la Llama.

—¿Para qué quieres tú eso?

—Por favor, Jusheda— pidió de nuevo con voz de súplica. La castaña alzó la vista, conectando miradas con él antes de dar su respuesta.

—Bien.— contestó y Roan la miró triunfante. Parker alzó una ceja, sin poder creer que el rey creyese que ella le iba a dejar así sin más— Pero yo voy contigo.

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Bellamy aún le seguía dándole vueltas al tema de Jusheda. Él no creía que la comandante de la sangre fuera una persona totalmente distinta. Blair estaba furiosa. Todos lo sabían. Pero no iba a dejarla tomar un mal camino y arrebatar vidas de las que luego se arrepentiría durante mucho tiempo. La quería, e iba a hacer todo lo que estuviese en su mano por hacerla sentir bien y segura.

𝐄𝐗𝐈𝐋𝐄, 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚𝐦𝐲 𝐛𝐥𝐚𝐤𝐞 ³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora