Te quedaste callada, sintiendo como tu corazón latía más rápido del miedo a que él te haga algo.... Este camino hacia ti donde se te quedó mirando.

Tienes que acostumbrarte, solo eso te voy a decir, mis hermanos incluyéndome.... Solo te ven como un objeto, un juguete sexual, su diversión.... – Se acercó a tu oído, te quedaste helada ante sus palabras. – Siempre te vieron así... desde que pusiste un pie en esta casa, te ganaste su atención.

Seguido acto se alejó de ti, se te quedó mirando por unos segundos antes de irse de ahí, te quedaste mirando el agua, sin saber que pensar o decir de la situación.

Tenía razón, cuando eras pequeña estabas consciente de que ellos siempre te miraban de más e incluso té veían como Zohakuten lo dijo, un objeto sexual para ellos, te habían creado una inseguridad grande, provocando que incluso en tiempos de calor te vistieras con ropa ancha y que te cubría todo el cuerpo.

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Ni siquiera podías ver a tus hermanastros, en cuanto los veías esos recuerdos de ayer en la noche venían a tu mente y no te dejaban en paz, ahora estabas en la preparatoria caminando por los pasillos de esta, tus piernas temblaban de forma exagerada aunque tratabas de aguantar tu dolor.

Buenos días Akari. – Al momento de cruzar camino con Wade este te saludo con una sonrisa.

Tú no lo saludaste, tenías miedo, sin duda no te volverías a acercar a él, aunque no fue su culpa....

Cuando llegaste al salón, te sentaste en tu lugar, eras la única que estaba ahí por ahora pues todos tus compañeros preferían llegar cuando la alarma sonara.

El silencio del salón era algo tranquilizante, te ayudaba a que todos tus problemas se fueran por unos segundos.

Disculpa... ¿tu eres Akari Hantengu? - Entonces, escuchaste que alguien te llamo, alzaste la mirada encontrándote con una profesora o quien sabe que sea, tu asentiste. – Ven conmigo.

Pidió, ante eso con algo de confusión tomaste tu mochila y la seguiste, notaste que todo el mundo te miraba y agachaste la cabeza algo avergonzada.

La mayor te llevo hacia un salón, abrió la puerta y te encontraste con otra señora la cual estaba sentada en un asiento y frente a ella un escritorio, al verte esta sonrió.

Pasa, por favor. - Agregó, tú pasaste y te diste cuenta que la señora detrás de ti cerró la puerta, todo eso te estaba dando mala espina. – Siéntate.

¿Ahora que hice mal? - Interrogaste dentándote y dejando tu mochila a un lado.

Nada cariño, solo quiero ayudarte. – Alzaste una ceja ante sus palabras. – Veras, Wade Ikeda me recomendó que tratara contigo, no pienses a mal, solo él y yo queremos ayudarte.

- No creo que puedan hacer algo. – Contestaste agachando la mirada.

- ¿Porque dices eso? - Pregunto, tú te quedaste callada. - ¿Cada cuánto comes, linda? -

- No mucho, solo frutas. - Contestaste de nuevo.

La mayor se quedó callado, miró tu estómago y brazos dándose cuenta que estabas demasiado delgada, Wade no mentía.

- ¿Sabes? No me gusta verte así. - Sacó unas cuantas monedas y te las dio. - Para que compres algo decente. Y seguiremos con las preguntas. -

Aviso, tú guardaste las monedas y le diste una leve sonrisa de agradecimiento.

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Saliste de aquella oficina, te había ido bien con la mayor, te pregunto cosas inofensivas y normales, solo te dijo que mañana volvieras a la misma hora.

¡Akari! - Alguien te llamo, volteaste y viste a Wade. - ¿como te fue? -

- Bien. - te detuviste, pensando que debías agradecerle. - Por cierto, gracias... -

- No hay problema, yo si que estaba demasiado preocupado por ti. – Te tomo de las manos y te sonrió. – Por favor, no faltes mañana con ella, realmente quiero que te sientas bien.

Ante sus palabras, no pudiste evitar ladear la cabeza con algo de confusión, se te hacía extraño que él se preocupara por ti, digo, nunca nadie antes lo había dicho y recibir esas palabras era algo completamente nuevo para ti.

No supiste que decir, solo tartamudeaste con algo de nervios algo que provocó que el mayor solo diera una leve risa.

Será mejor que ya nos vayamos. - Comentó, tu asentiste y él y tú se fueron de ahí.

 - Comentó, tu asentiste y él y tú se fueron de ahí

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Condenada en vida | Clones de Hantengu yanderesWhere stories live. Discover now