Capítulo 19

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Siento la tardanza, pero traigo un capítulo algo más largo de lo habitual y en el que se descubren nuevas cosas. Disfrutad del capítulo, que leáis la novela, votéis y comentéis se agradece ^^

El guardia que habría de llevar a Naerah hacia la sala de las calderas llegó puntual, en el mísmisimo momento en que ella se había levantado del retrete. Por suerte para la antigua estudiante, la había pillado con medio mono puesto y se apresuró a subir la cremallera. La cara de aquel guardia era nueva, parecía algo más mayor que el resto con los que había tratado y tampoco se semejaba a ellos en la actitud. Se mantuvo silencioso en su camino hacia las calderas, sin dirigir su mirada hacia Naerah ni por una milésima de segundo. De esa forma, ella aprovechó tímidamente para observar sus rasgos. El hombre poseía una media melena rubia repleta de canas, las puntas rebeldes se curvaban hacia arriba y él intentó domarlas varias veces durante el corto recorrido. Las manos que acariciaban el cabello eran bastas, con unos dedos fuertes y de uñas recortadas, Naerah inmediatamente pensó en uno de aquellos hombres que aparecían en los libros de fotografías de su padre. Señores que utilizaban sus manos para transformar la materia que le daba la Tierra y crear hermosos muebles, carpinteros se les hacía llamar.

"Hemos llegado." Le dijo escuetamente el hombre mientras abría la puerta metálica y un potente olor a polvo mojado se internaba por las fosas nasales de Naerah, ello le provocó un leve tosido. Respirando lentamente para no tener que inspirar aquella pestilencia más veces de las necesarias, Naerah pasó adentro de la sala de calderas. La puerta se cerró tras ella, junto con el característico ruido del ancho pestillo de cadena ser colocado.

"¿Sheva? ¿Gero?" profirió hacia el aire cargado Naerah mientras caminaba por la estancia. La sala no era demasiado grande, constaba de tres calderas de tamaño mediano que se hallaban dispuestas en una fila, su aspecto las delataba como posibles reliquias en un algunos años más o chatarra que acabar desechada. No recibió respuesta alguna y concluyó que se hallaba completamente sola.

Se acercó a una de las calderas y pudo sentir en su propio rostro el excesivo calor que procesaba la máquina. El estado de todas ellas era muy peligroso, así que se dio prisa en comprobar los contadores que se situaban en la parte baja trasera. Lo que no se esperaba encontrar era una especie de nota pegada en la pantalla de éste, la recogió con cuidado y leyó su contenido. "El peligro de la mezcla de razas." La frase procedía de una máquina de escribir, aquellas letras de tinta estampada contra el amarillento papel salpicado por motas de moho la delataba. El estado del papel y lo desvaída que se hallaba la siguiente línea significaba que aquella nota había estado ahí por mucho tiempo. Extrañada por la frase y con la incertidumbre de lo que le seguía, Naerah acabó sentándose en el polvoriento suelo y olvidando su tarea de arreglar las calderas. El supuesto autor de aquella nota debía haberlo dejado allí para alguna otra persona, pero no había acabado en manos de su destinatario. La palabra raza la había descolocado, ese término solo era usado para los animales en la actualidad, así que inmediatamente pensó en la mezcla de ellos, pero no tenía sentido que un aviso así estuviera ahí colocado.

Un estruendo la hizo levantarse de repente, asustada guardó la nota en su bolsillo mientras miraba hacia la izquierda, de donde había salido aquel sonido. La cabeza afeitada de Gero asomó por el hueco de ventilación, la rejilla yacía en el suelo. Tras él salió Sheva, Naerah estaba completamente asombrada, puesto que un cuerpo pequeño como el de Sheva podía adaptarse al conducto, pero... ¿el de Gero?

"Pareces un gatete que acaba de ver a un perro." La saludó la mujercita mientras le daba un codazo a Gero. "Debías haberme dejado a mí delante, hubiera sido algo más silenciosa y no la había impresionado tanto de primeras." Gero bufó como un felino irritado y volvió a colocar la tapadera en su sitio.

La verdad no contada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora