Capítulo 1

31K 1K 32
                                    

Colombia. Presente


- ¿Me recuerdas por qué haces de nuevo esto, Kathe? -

Kathe Leibovici levantó la mirada de la columna de números que conformaban una de las tantas propuestas presupuestales para obras que tenía pendiente revisar, a su amiga. Le regaló una sonrisa jovial al aburrido ceño de Rubby.

- Porque mañana cierta damita elegirá su vestido de bodas, y ya que quiero tener toda mi concentración puesta en ello, hoy al igual que otros días adelanto algo del trabajo de mañana. - Bajó la vista a la carpeta - Eso y otras cosas de la recepción nos ocupará la mayor parte del día. -

Rubby soltó un suave suspiro, y el leve crujido que producía el espaldar de la silla al caer más peso sobre este, le indicó que se había recostado. Después de quince minutos de inusitado silencio alzó la vista de los papeles y encontró a su morena y siempre locuaz amiga con un morro en su carnosa boca (su gesto personal de aburrimiento), concentrada en su smartphone.

<<Probablemente espere a Hugo para salir>> pensó al ver que no manifestaba prisa por irse.

Que esperara tranquila a alguien era, en opinión de Kathe que conocía a Rubby desde quinto de bachillerato, extremadamente extraño. Con todo ese tiempo de amistad podía afirmar sin temor a equivocarse que la mujer frente suyo no era particularmente paciente.

Claro, siempre que por aquello que esperara no fuera su prometido.

Los esbeltos hombros de su amiga temblaron suavemente. Kathe, a quien le parecía que la camisa de algodón de su traje ejecutivo era del mismo grosor de la blusa de seda de ella, no sentía frío. Pero claro, aquella menuda mujer siempre había sido friolenta. Aunque tal vez estar justo debajo de la rejilla de ventilación congelaba a cualquiera.

Acordándose de que seguramente sí le recomendaba sentarse en otro lado su tozuda amiga negaría que sintiera frío, decidió distraerla preguntando algo de lo que ya estaba segura por lo anteriormente mencionado:

- ¿Te ha invitado Hugo a cenar? -

Rubby levantó el rostro iluminado por una radiante sonrisa y un brillo alegre en sus marrones ojos.

- Más o menos, sí. Es una cena con sus padres. - respondió levantándose. Caminó alejándose unos dos metros de su escritorio y elegantemente posó con las manos en las caderas - ¿Cómo me veo? -

Contempló la falda de lápiz color borgoña que se ceñía tan bien a las voluptuosas caderas, y la elegante blusa azul petróleo cuyo escote en V de volantes dejaba el cuello y lo justo de los turgentes pechos desnudos para llamar la atención. Los altos tacones y la elegante cartera de mano plateados, junto con los accesorios en sus muñecas, cuello y orejas completaban la pinta dándole una elegante vistosidad. El castaño cabello lacio a la altura del mentón escrupulosamente arreglado enmarcaba un femenino y atractivo rostro con un maquillaje liviano pero favorecedor.

Le sonrió cariñosamente.

- Estás preciosa. Toda una morena despampanante. -

Visiblemente halagada, ella desfiló regiamente hasta el asiento.

- Mi negro chorreará babas toda la noche. Y no precisamente por la expectativa de la cena- gorjeó sentándose. Calló pensativa unos segundos y se mordió el labio inferior- ¿Crees que les agrade? -

Kathe observó el preocupado rostro de su amiga y contuvo una carcajada.

- El padre te adorará. De eso no tengo duda. No he conocido ningún hombre de ninguna edad que no sucumba a tus encantos. - aseguró cerrando la carpeta para apilarla con las otras revisadas, y coger posteriormente otra de la pila de "pendientes".

Razón y CorazónWhere stories live. Discover now