El bosque de los demonios | Pilares, Lunas superiores

🗡️22🗡️

Ahí pudiste apreciar mejor su figura: Un chico alto, calculabas que al menos 7cm más alto que tú, tenía unas marcas extrañas azules en sus brazos y rostro, tenía unas alas algo grandes color azul en su espalda y era pelinegro, mantenía una expresión seria.

Por último, en sus ojos tenía las siguientes palabras: "Giyuu Tomioka, dragón"

– Es extraño que estes aquí. – Se agachó a tu altura y te tomo del brazo, observándolo con interés. – Tu piel es realmente suave como la describían en los libros... veo que ellos no se equivocaban, eres hermosa y tu cuerpo igual. – Seguido acto, puso sus manos en tus caderas así inmovilizándolas, sonrió maliciosamente antes de relamerse los labios. – Contigo aquí, por fin pondré tener a mis discipulos. –

– No, espera.. – Pusiste tus manos en su pecho desnudo tratando de alejarlo, tú voz se rompió al instante cuando sentiste sus manos empezar a acariciar tu cuerpo.

Este te miro, esperando tus palabras pero tanto era tu miedo que solo tartamudeabas, ante eso Giyuu sigo acariciándote, eso solo aumento tu miedo y desesperación pero no podías hablar ni siquiera moverte.

El mayor se inclinó a tu cuello donde lo olfateó haciéndote estremecer, y, pronto soltaste un quejido de dolor cuando sentiste sus colmillos filosos clavarse en tu cuello y chupar tu sangre, cerraste tus ojos intentando alejarlo pero su fuerza era más por lo que ni se inmutaba.

Segundos después de estar aguantando ese insoportable dolor, este se separó, y con su lengua limpió la sangre restante que había en sus labios.

– Estas deliciosa... me encantaría probarte y más profundo... desgarrar tu interior... – Al decir lo último, su dedo apuntó a tu estómago, lo miraste más asustada al entender a lo que se refería. – Pero.... Realmente tengo hambre... con tu sangre no me bastará.... En ese caso, ¿que te parece si cuando vuelva empezamos con la diversión? –

Interrogó con una sonrisa, tú negaste con la cabeza pero este solo soltó una risa.

– Me lo imaginaba. – Agarro una soga que estaba cerca y con eso te ato las manos y los pies. – Aún así cerraré mi cueva para que no escapes. –

Sonrió victoriosamente, antes de levantarse y empezar a irse, tú solo veías todo esto con dolor en tu corazón, literalmente sentías que en cualquier momento te morirías de un infarto o de un ataque de ansiedad, sentías que no podías ni respirar.

Te tiraste al suelo de forma débil y cansada, solo querías no estar ahí...

[••••]

Pasaron los minutos, muchos de hecho, y en aquel bosque, se podía apreciar a un conejo quien caminaba tranquilamente, sin saber que cerca de un arbusto estaba Giyuu en su forma humana, viéndolo como su presa.

– Te tengo. – Susurro con malicia y hambre.

Pero, justo cuando se iba a abalanzar, otro animal, específicamente un lobo, se abalanzó hacia aquel conejo primero matándolo.

– ¡Ey, esa era mi comida, bastardo! – El le grito saliendo de su arbusto, iba a matarlo hasta que vio como aquel lobo se comenzaba a transformar en humano, este puso los ojos en blanco de forma frustrada. – Tsk.... Sanemi. –

– Escuche rumores de que tienes a una mujer en tu casa. – Este informó, terminando de tomar su forma humana y caminar hacia él con el conejo muerto en su mano. – Toma, no te arrebatare tu cena. –

Giyuu tomo aquel animal sin verlo, se iba a ir pero el peliblanco lo tomo del hombro.

– ¿No me vas a contestar? – Pregunto.

– ¡Si, si tengo una mujer! ¿Algún problema? – Le pregunto frunciendo el ceño, ante eso el contrario sonrió de forma maliciosa.

– Quiero que la compartas, en... ya sabes a lo que me refiero. – Se acercó al oído de Giyuu. – Trío, eso quise decir maldito dragón. –

Ante eso el nombrado se alejó rápidamente, mirándolo como si fuera un completo loco.

– ¿Y porque te daría permiso? – Interrogó mirándolo con odio puro.

– Porque... ya sabes, eso significaría que yo también tendría discípulos, así tendremos más probabilidad de vencer a los capitales. – Este le guiño un ojo, el contrario lo miro.

Bueno, tenía razón...