– Gracias por confiar en mi. 

– Me gustaría preguntarte algo –Maléfica apreciaba enseñarle magia a Regina, pero tambien quería disfrutar más actividades con ella, así que se le había ocurrido una idea para eso.

– ¿Qué pasa? 

– ¿Eres buena con el arco y la flecha? 

– Bastante la verdad. 

– ¿Una competencia? 

– Claro. 

– Ven, salgamos. 

Maléfica las guió afuera hacia el gran patio de su castillo, encendió la mitad de las lámparas antes de mirar a Regjna. 

– Prende las que quedan. 

– ¿Crees que pueda? 

– Lo lograras, solo cree en ti. Hazlo pequeña –la menor se concentró de nuevo en todas las sensaciones que había sentido hace unos momentos, cuando logró crear la bola de fuego la dirigió hacia una de las lamparas–. extiendelo –imitó el gesto que le indicaba y logro que el fuego se extendiera. 

Maléfica sonrió orgullosa al ver como Regina estaba progresando con su magia, así que luego de ello hizo aparecer dos juegos de arcos y flechas para ellas, le paso el suyo a Regina e hizo aparecer a unos metros el blanco. 

– La que gana decide la comida de esta noche. 

– Es un trato –Regina sonrió aceptando el trato que había propuesto Maléfica–. Empieza tu. 

– Oh, me estás dando ventaja, gracias pequeña –tomó su arco y disparó dándole en el segundo aro–. Bueno, veamos que puedes hacer. 

– Está bien –tomó el arco y se colocó en posición, respiro profundo mientras apunto dando en el centro, sonrió antes de mirar a la rubia. 

– Por todas las hechiceras y los dioses, eres perfecta en todo lo que haces. 

– Bueno, tuve mucha práctica. 

– ¿Tú madre te hizo practicar con el arco y la flecha? 

– Necesitaba mantener mis horas ocupadas. 

– ¿Quieres seguir con esto? 

– ¿Una más? 

– Una más. 

Maléfica volvió a colocarse en posición pero antes de tirar Regjna se acercó a ella. 

– ¿Puedo ayudarte? 

– Claro pequeña. 

– Abre las piernas –dio un golpe ligero en el muslo de la rubia indicándole como colocar las piernas–. ahora sostén el arco estirando tu brazo y lleva la flecha hacia atrás sobre tu pómulo –tomó la mano de Maléfica con firmeza y le explicó donde colocarla–. Apunta al centro y relaja la mano. 

Ambas vieron como la flecha se dirigía al punto y daba en el centro, la morena aplaudió antes de abrazar a la otra mujer, Maléfica paso sus manos por la cintura de la menor colocándolas en su espalda baja. 

– Podría quedarme así todo el día, o bueno toda la noche. 

– Yo también. pero debo pagar una apuesta, ¿qué quieres comer? 

– Algo dulce –se separó de ella y tomando su arco y flecha empezó a caminar hacia el castillo. 

– ¿Antojos? 

– No lo digas de esa manera. 

– Lo siento –la siguió dentro del castillo–. ¿por que quieres algo dulce? 

– Lo tengo completamente prohibido, Leopold quiere que mantenga un buen peso. 

– ¿Buen peso?, creo que pesas 50 kilos mojada. 

– ¿Gracias? 

– No fue un halago linda –volvió a acercarse a ella para dejar un beso en su mejilla–. no te preocupes pequeña, yo me ocuparé de que tengas un peso sano. 

Hizo aparecer una tarta de manzanas y la tendió hacia la morena, quien sonrió, se colocaron de nuevo junto a la chimenea para disfrutar del momento. 

– ¿Qué dices si practicamos con las espadas luego? 

– Eso sería genial. 

– ¿Algunas vez lo has intentado? 

– Claro que no, mi madre me hubiera matado. 

– Entonces algo más para que hagamos juntas –uso un tenedor para agarrar un poco de la tarta y dársela a Regina. 

Mi enorme dragón..Where stories live. Discover now