Blanca Navidad

Magsimula sa umpisa
                                    

Al salir de bañarme miré lo que me habían dejado, vistiéndome. El vestido era precioso, muy suave y sobre todo calentito. Salí del baño con calma, caminando por el largo pasillo. No sabía dónde iba, qué me encontraría o si me metería en problemas, y tampoco sabía cuándo regresaría a casa. Llegué en un momento y podría irme sin despedirme de él.

"Se mira como uno de esos pasillos en películas de terror" pensé mientras caminaba con calma, deteniéndome al ver una puerta abierta, de donde emanaba luz. Solté un suspiro y me acerqué de puntillas, asomándome un poco. Santa estaba de espaldas a mí, observando por la ventana, apenas se veía su expresión, pero podía notar la melancolía de su corazón.

—Santa...

Lleve mi mano a mi boca al darme cuenta de que hable, avergonzada me iba a ir, deteniéndome al ver su sonrisa y el cómo se giraba hacía mi, sintiendo mi cuerpo paralizarse al tener sus penetrantes ojos azules sobre mí. Solté un jadeo, apenas iba a dar un paso hacia atrás cuando sentí que mi mano estaba entre la suya, pasándome la calidez a mi cuerpo.

—Te ves bien, [T/N] —con cuidado me dio una vuelta, jalándome a su cuerpo cuando quede nuevamente frente a él. Mordiendo mi labio inferior al verlo tan cerca, soltando nuevamente un jadeo al sentir una de sus fuertes y calientes manos, tomar mi cadera, pegándome a él.

—San... Noel —murmuré mirándolo, bajando la mirada de forma inevitable a esos labios rosados, casi escondidos detrás de esa barba blanca... ¿Sus labios sabrán a galletas de jengibre?

—[T/N] —su nombre salió de sus labios como un susurro, en un tonto ronco, que podría mojar a cualquiera.

Antes poder decir algo más, nuestros labios ya estaban unidos en un cálido y húmedo beso; sus manos apretaban mi cadera, pegándome a su cuerpo y por mi parte, puse mis manos en sus hombros, acariciando el cabello de su nuca. Era un beso magnífico, como ningún otro que he recibido y tan caliente como el desierto del Sahara.

Sus manos recorrieron mi cuerpo, hasta que me cargo por los muslos, acostándome en un sofá de lo que parecía su oficina. Al separarnos del beso jadeé, observando su gran cuerpo, su pecho moviéndose por la respiración entrecortada y por sobre todo, la gran erección marcada en aquellos pantalones rojos.

—Noel... yo... —murmure tragando un poco de saliva, sentándome un poco, recargada en mis antebrazos. Él sonrió, recostándose sobre mí, volviendo a besarme con la misma pasión y efusividad que antes.

—¡Hohoho! Te daré tu gran regalo [T/N] —sonreí por sus palabras, reprimiendo un gemido al sentir su mano colarse debajo del vestido, arrastrándose por mis muslos húmedos, hasta adentrarse más allá. No tenía ropa interior, el duende no dejo nada y no pensaba usar los que me había quitado, aunque... creo que ha sido bueno no tenerlos puestos —La sorprendida deberías ser tú, no yo.

Soltó una corta risa antes de besar mi cuello, moviendo sus dedos con gracia, arrancando gemidos cada que podía, sentir esos dedos gordos, adentrarse en mi intimidad, haciéndose espacio, embistiéndome con dureza y contrastando con la delicadeza con que besaba o acariciaba el resto de mi cuerpo.

La ropa no tardó en volar de nuestros cuerpos, no podía dejar de admirarlo, era mucho más atractivo, podía contemplarlo por horas.

Con una sonrisa me acerqué a él, besando sus labios con dulzura, sin dejar de lado la pasión y lujuria; y mientras lo besaba, tome su falo entre mi mano y la empecé a mover, dándole amor y placer a mi viejito pascuero. Escucharlo gemir era un sueño, me encantaba, pero también me hacía perder la conciencia y la cordura; quería tenerlo dentro de mí, lo ansiaba, nunca había deseado tanto un pedazo de carne tanto como ahora.

—Escucha, [T/N]... no, no tengo... no tengo condones aquí y... —antes de que pudiera terminar, lo jale a mí y bese, sonriendo con travesura.

—No importa, quiero estar llena de ti, que derrames tu amor en mi interior —tome sus mejillas sonrosadas entre mis manos, apretándolas un poco, sonriendo. Él también sonrió, dejando un casto beso en mis labios —¿sí? Así que no... ¡Aaghh!

Antes de poder pronunciar algo más, ya se había introducido dentro de mí, de un solo golpe. Apenas ahogue un gemido, aferrándome a su espalda mientras él golpeaba una y otra vez, provocando sonidos eróticos que inundaban la habitación; gemidos, el choque de nuestros cuerpos, sus exquisitos gruñidos... era un completo éxtasis.

Gemía, gemía y gemía sin parar, encajando mis uñas en su piel, aferrándome a su cuerpo, perdiéndome en el placer que me hacía sentir, como arremetía contra mí, golpeando los lugares que más placer daban, sus toques delicados que solo me excitaban mucho más.

—¡Noel! —exclamé su nombre en plena faena, arqueando mi espalda, llena de placer y de él.

...

Al abrir los ojos, la luna brillaba en el cielo nocturno, asomándose por la ventana, como si quisiera espiar la habitación, comprobar que lo que paso fue real, aunque sea más que obvio que lo fue... espera, ¿luna? Que yo sepa, en los polos, el día o la noche duran seis meses, era de día cuando aparecí...

—¿Santa? —pregunté el aire. Estaba desnuda, en mi habitación, mi cuerpo se sentía pegajoso, lleno de sudor y fluidos varios; solté un suspiro —¿Noel?

Me levanté con cuidado, caminando por la habitación, hasta que en una silla encontré el vestido que me habían dado cuando me duche, y encima de el, una nota.

"Querida [T/N]:

Me has hecho pasar la mejor de las noches, es una lástima que tu estadía fuera tan corta. Espero podamos reunirnos otra vez, y esta vez, podamos pasar más tiempo juntos.

Con amor: Santa Claus"

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⏰ Huling update: Dec 26, 2023 ⏰

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