I forgot you existed

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Este capítulo es algo pretencioso.

¿De cuantos insectos estás hecho?

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¿De cuantos insectos estás hecho?

Callos duros, veloz trascendiendo con los años como ondas acústicas, te has desafinado con el tiempo. ¿Cómo llegaste a tal posición? Mi dulce muchacho, con el sol debajo de los pies y los luceros salados escurriéndose de a poquito, tus ojos rojos de tres párpados primitivos.

De tus delanteros sostienes la conciencia y las muelas la niegan torciéndose de tanto forzar, apresurado y preguntándote cuándo el musgo te volverá a suspirar en la piel. Día prolongado, no sabes cómo había comenzado y quizá te desmayes antes de que haya terminado.

¿Habías siquiera desayunado?, sólo recuerdas haber buscado, como una hormiga algún mísero rastro de hojas para tus obreras, y un alambre de culpa se te enreda a los órganos por no haberlas encontrado. Junto al dueño se derrite el valle por cansancio, derrochas energía como si tu coraza no fuera una extensión más de tu cuerpo exhausto.

Piel escamada expuesta a memorias de las añoranzas quebrantadas, cenizas que dulce, dulcemente, te pinchan el alma. Bestia suave y fría, lindo muchacho de dientes de león y suspiros de rocío, deberías relajar tus facciones y diluir la ira.

¿Hacia dónde se dirigen tus patitas heridas? Despacio, sé que aún duele cuando caminas.

Mira el cielo nocturno, te prometo que no habrá cuervo alguno, sus alas no surcarán las hebras carmesí y sus ojos no mirarán las esmeraldas alba. No te quemarás, tienes experiencia esquivando el fulgor estancado, pero la prisa quiere mecer al hombre cohibido, cuando haces danzar con violencia tus hombros heridos.

Qué bonito eres cuando cuidas a los demás, qué bonito eres, mi niño de pastizal.

Qué bonito era el anochecer acariciando las mejillas de polen, se deslizan crujientes las estrellas molidas por la armadura espinosa dejando en las hileras un gran desorden.

El hombrecillo teme al fuego a sus lados y al filo del que cuelga, tardó en sentir el calor infernal del lugar, mientras en el reino champiñón hace frío al anochecer, ahí en el valle de Bowser arde hasta el viento, traen los poros salados del temor y ojitos marinos desorbitados.

—Por favor, más despacio— gime Luigi aferrándose a sí mismo con mareos por la sacudida que le da la forma en que lo llevan como a un adorno de Navidad. Pero su pedido es ignorado.

Viajaron lo suficiente a través de los puentes rocosos entre lava hasta que por fin se acercan a una enorme estructura, su presencia es vista a lo lejos por los guardias quienes van abriendo las puertas del lugar.

Están cerca pero les pareció eterno el tiempo que tardaron en entrar al castillo. Bowser paró en un espacio abierto del castillo y decidió soltar ahí a Luigi, quien rápidamente se alejó de la bestia mientras sacudía sus ropas, luego miró el lugar aún pasando sus manitas sobre su camisa, dándose cuenta que es el mismo lugar donde lo había soltado la primera vez sólo que ahora el piso estaba un poco más limpio, con pocas gotas pequeñas de sangre que se habían secado.

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⏰ Last updated: Dec 24, 2023 ⏰

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