Por Arte de Magia

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Abrí los ojos y suspiré lentamente.De pronto, una llamada de mayday me transportó a otro de esos lugares inimaginables. Sentía como mi cuerpo se quemaba por dentro, mi vista se volvió borrosa y todas las voces de los que pretendían que yo existía me formaban un eco en la cabeza, me atacaba a mi mismo, y me dolía más que los recuerdos que me atormentaban susurrando que eran falsos, como yo.
Cuando creí que es era la gradación de todo, tenia las manos enredadas en mi cuello y me desmayé.
Me encontré en lo más profundo de mi subconsciente y las preguntas no cesaban. Desperté, miré al cielo y me tranquilicé, observé tu rostro cuando ya estaba moribundo de cordura y no me salieron palabras para decirte lo que me significabas, porque me permitiste cegarte con las vendas de mi demencia, y no te arrepientes, y no te arrepientes...
Me identificabas con la palabra «magia» y con lo más excelso del mundo; cuando bien sabias que mi palabra favorita era «autodestrucción». Y lo único que me evita convertir la palabra en acción es el profundo color azul del que me enamoré hace años.

Me vuelve el alma al cuerpo, en medio de un restaurante de los más altos de clase social, mientras recuerdo cuando brindábamos juntos por el ruidoso silencio y la cegadora oscuridad; observo el firmamento por los altos ventanales mientras rozo con mis labios un martini, y pronuncio entre mis tragos una promesa que me parece aún muy dudosa, y se culmina la noche con un suave «Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa»...

Ilusionistas EngañadosWhere stories live. Discover now