Capítulo 8

254 20 7
                                    

Narra Abbadon

- Me siento extraño desde que fui a verla, Xamur.

- ¿En que sentido mi señor?

Me quede pensativo por unos minutos sin saber que responderle a mi fiel demonio, lo cierto era que desde que se me ocurrió la estúpida idea de ir a ver a Zar yo me siento raro, es como cuando la tenía cerca y mi corazón se olvidaba que era de piedra y empezaba a latir.

- Quisiera que volviera a mi, estaba enojada y me hecho de su casa.- Le dije a Xamur intentando sentarme en mi gran silla que estaba detrás de mi escritorio en una oficina del infierno. Hasta yo empiezo a odiar este lugar.

- Señor, no creó que sea conveniente que vuelva a ir allá. Deje que la niña esa le traiga noticias, así la podrá entrenar y saber de su pequeña diosa.- Xamur tenía razón, no podía ir y exponerme a que me rechace de nuevo, prefiero estar lejos de ella a sentir lo que siento cuando me dice que no quiere saber nada de mi o se aleja como las ratas a los exterminadores.

Mi pequeña diosa ya no es mía, el día que prefirió a Sandro antes que a mi dejo de ser mía. Eso ya debería de asimilarlo.

- Xamur, tratemos de dejar el tema de Zar zanjado por un tiempo, Giullet necesita ayuda y debemos hacer que se convierta en la mejor.

¡Aunque la mejor era Zar! Grito mi asquerosa conciencia, deseaba callarla como hago callar a las almas molestosas que hacen que sus gritos formen unos ecos demasiados estruendosos que traspasan las gruesas paredes que en este momento me dividen de ellos.

-Esa niña es igual a ella cuando vino a iniciarse.- dijo Xamur dando vueltas en el mismo sitio donde estaba, tratando de entender los hechos que estaban por venir.- Señor, puede que la pequeña diosa la haya enviado para saber de usted.

- No. Ella dijo que no lo hizo, la idea de que viniera a mi fue por su amiga, ella es la responsable de eso.- tome una bola de cristal con el nombre de una tal Soledad, esa mujer seria la nueva alma que Andras traerá para mi. El es mi ángel de la muerte.

- Porque no las entrenas a las dos, a la niña y a su amiga.

- Su amiga ya es una bruja.

- Creo que si las dos están juntas se le hará el trabajo más fácil, la niña no se intimidara ante usted.

- No tendré a nadie más que a Giullet conmigo ahora, Xamur. La entrenare porque es una conexiónque puedo tener con Zar, no la dejare escapar tan fácil, Xamur. No la puedovolver a perder.

- Es usted un demonio terco, debería por una vez rendirse. Esa no será su mujer.

- ¡Calla ya si no quieres que te corte la lengua y se la de a comer a mis perros!

- Si señor.

Xamur callo, era lo mejor que podía hacer, y necesitaba un poco de tiempo para pensar en lo que estaba pasando.

El silencio que Xamur había iniciado se vio interrumpido cuando Andras, entro junto a Calp mí otro demonio. Andras con su aspecto de ángel podíamos decir que era hermoso, siempre tenía el torso descubierto, sus alas negras siempre desplegadas, ojos completamente negros y largos colmillos, le daban un aspecto un poco vampírico. Siempre llevaba consigo a su gran lobo negro y a su fiel amiga el haz. Con un solo toque Andras tenía el poder de absorber tu alma. Él me ha servido de mucha ayuda durante estos siglos en los que he vivido.

- Saludos mi señor.- había dicho Andras en el momento en que se sentó en un gran sillón de cuero que tenía en una esquina.

- Aquí tienes tu encargó de esta hora. Ve y tráeme a esta tal Soledad, no puede pasar de este momento.- dije lanzándole la bola de cristal.

- Vuelvo en menos de una hora, Señor.- dijo saliendo de la oficina junto a su gran lobo que le seguía.

Calp se quedó al lado de Xamur, estos dos eran hermanos y cuando fijaban su mirada en mi era porque algo tenían en mente.

- ¿Qué? – les grité, Calp y Xamur negaron con la cabeza y salieron de la habitación sin decir una palabra.

Narra Giullet

- ¿Entramos a ver qué pasó?- había susurrado Lai, desde que Abbad desapareció Zar no ha salido de la habitación y tiene dos horas enteras llorando.

- Eso es querer meternos donde no nos llaman Lai, y ella me advirtió que no me meta en su vida.

- Bien, iré yo. Es necesario saber que ha pasado entre ellos dos, o por lo menos ir a ver en que la podemos ayudar.- ¿tenía razón, no? ¡Como odio a Laika cuando esta así de persuasiva y tenia la razón!

Le sonreí en señal de aprobación y le hice señas para que vayamos a ver a Zar.

Al entrar a la habitación ella estaba sentada en la vieja mecedora con la cabeza un poco cabizbaja. Al parecer no nos sintió llegar, o no lo quiso notar por que no movió ni un solo músculo.

Sus ojos estaban rojos de tanto llorar y su hermoso maquillaje que siempre era una obra de arte, ahora estaba todo corrido manchándole la cara.

- ¿Zar?- susurro Laika mientras daba unos pasos cortos para tratar de llegar a su lado.-¿Zar?- volvió a decir.

Zar no dijo nada, solo levantó la cabeza y observó a Lai con una mirada derrotada y sin ganas de nada. Lai la abrazó y ella volvió a llorar con más ganas que antes.

Yo miraba lo que estaba pasando con ganas de echarme a llorar también, no imaginaba lo que ella sentía, lo que sí sé es que esta Zar no es la misma a la que odiaba por ser tan linda y fuerte.

Lai le acariciaba la espalda de arriba a abajo como las madres hacen a los niños cuando se cortan un dedo, o se raspan las rodillas cuando están aprendiendo a montar bici, o te dicen que todo estará bien. Gracias a mis Santos que tengo una amiga como Lai que sabe manejar situaciones como estas a la perfección, porque yo soy un fracaso total y terminaría llorando igual.

Zar seguía llorando a manantiales desbordados hasta que al parecer decidió que las lágrima no eran suficientes y sin querer dijo;- Yo también lo amaba. - y si creía que eso la iba hacer dejar de llorar me equivoqué, Lai y yo nos miramos con los ojos y la boca bien abiertos mientras Zar volvía a abrazarla para seguir llorando en su hombro.





*Abbad en Multimedia*

Pueden seguirme en IG. Como; @_estrellamulan_
En Fb. Como; Cristal Estrella Félix Álvarez
En Twitter como; @cristalestrell2

Secretos de una Bruja © [COMPLETA] [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora