II. Asol's nightmares

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Me encontraba en mi habitación escuchando música, cuando mi madre entró con una cara de incomodidad.
- Amaris, comienza a arreglarte. Los vecinos nos han invitado a la fiesta de cumpleaños de su hijo menor. -comentó mi madre y al escuchar aquellas palabras abrí los ojos como platos
- ¿Los vecinos? ¿Los... raritos? -dije intentando no sonar grosera
- Lo se, igual me sorprendió... Pero por educación es mejor ir. Tu padre nos espera abajo. Apúrate, ¿si?
- Está bien...

Era algo totalmente extraño. Aquellos vecinos eran de lo más inusual que había en la antigua calle de Custersic.
Con muchas dudas y bastante pereza, me levanté de mi cama y me cambié con lo primero que ví. Bajé las escaleras y junto a mis padres salimos de nuestra casa. Caminamos hasta la casa de al lado en total silencio, el único ruido que se lograba percibir era el silbido del viento y las copas de los árboles moviéndose. Hacía bastante frío y no faltaba más de una hora para que el Sol se ocultara. Linda hora para asistir a una fiesta.
Mi padre tocó a la puerta de aquella casa. No pasaron siquiera dos segundos cuando una mujer alta y esbelta de piel pálida nos recibió.
- Bu..buenas tardes, señora Amelia. Muchas gracias por la invitación -dijo mi madre notableme nerviosa
La mujer nos miró en silencio con una sonrisa que incomodaba bastante, mientras tenía las manos entrelazadas. Noté como mi madre le tomó la mano a mi padre. Ciertamente, la mirada de esa señora era espeluznante.
- Adelante, por favor... -dijo la mujer con una voz bastante delicada.
Entramos a la casa. La señora Amelia cerró la puerta lentamente, el chirrido de las bisagras me produjo escalofríos. Dentro, hacía mucho más frío del que podía sentirse afuera.
- Adelante por favor. Justamente los esperábamos, eran los únicos que faltaban - habló la mujer y nos dirigimos al patio. Había algunas personas, y unos niños.
Me sentí bastante incomoda con aquella escena. No conocíamos a nadie ahí, se podría decir que mi siquiera conocíamos a los vecinos.
Nos sentamos en una larga mesa. Las personas que estaban ahí estaban comiendo en un gélido silencio. ¿De verdad aquello era una fiesta de cumpleaños? Parecía más una secta que una celebración.
Mire hacia donde estaban los niños, ellos se encontraban "jugando" si podía llamársele juego. Tenían más pinta de robots pasándose una pelota color guinda. Nadie decía nada. De verdad era demasiado extraño, y ya quería irme. Mis padres al igual que yo se notaban extrañados e incómodos.
Al cabo de un rato de silencio, la señora Amelia apareció con tres platos de comida, y nos los dió. No sabía qué era, solo sabía que no quería comerlo. Por cada segundo que pasaba el ambiente se sentía más tenso. Mis padres empezaron a comer, podía notar en su rostro que no querían, en cada gesto, pero eran tanto de aparentar y atender compromisos... ¡agh! Que horrible momento.
- ¿Mamá? Enserio no soporto un segundo más en esta mesa. Iré a escuchar música por allá, ¿está bien? -le dije a mi mamá en voz baja mientras me levantaba. Ella solo asintió con la cabeza.
Fui hacia un árbol, y me senté. Cerré los ojos un instante... y entonces, todo comenzó.

Al abrir los ojos, la mesa ya no estaba, mis padres no estaban, ya no había nada. No había nadie.
Parpadeé y en ese milisegundo, los niños que había visto a lo lejos jugando ahora estaban frente a mi mirandome fijamente. Tenían la vista perdida, sus ojos eran más grandes de lo común, y sentía que podía perderme en el vacío y oscuridad de la mirada de aquellos mocosos.
Grité del susto y la impresión. Me levanté de golpe y ellos seguían mirándome. Volteé a ver a todos lados desesperadamente, tenía la espalda contra el tronco del árbol. Ya no estaba en la casa, ahora me encontraba en un bosque.
Sentí de repente como si el árbol al que me aferraba desapareciera, y caí al piso.
Empecé a retroceder a rastras y los niños seguían inertes, mirándome fijamente.

- Satus cursus etiam si nulla tibi spes vitae superest

Ni siquiera se que dijo uno de los tres niños, pero me levanté de golpe y comencé a correr.
A cada paso que daba me sentía débil, corría pero se sentía como si siguiera inmóvil. Podía escuchar sus pasos tras de mi, me estaban persiguiendo. No sabía quiénes eran, pero podia sentir sus intenciones. Me adentraba cada vez más en aquel bosque desconocido intentando salvar mi vida pero lo sentía inútil.
Ahora aquellos niños estaban frente a mi.

- Noli currere ultra, venimus te

Volví a gritar aunque no hubo sonido, sentía como me asfixiaba y de repente la sangre empezó a brotar de mi cuello, uno de los niños tenía un cuchillo en mano y apuñaló mi pierna. Caí. Ellos se subieron sobre mi.
- Dulce somnia, requiem

Se estaban comiendo mi piel. Gritaba, gritaba pero era inaudible. Nadie podía escucharme. Nadie vendría.

- Numquam te videre, filia lunae

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Nota:

Gusto saludarles, queridos lectores.
Esta historia está basada en una pesadilla que me contó alguien cercano, esa es la razón del nombre de este cuento: "Asol's nightmares" (Pesadillas de Asol).
Los saluda, con mucho cariño:
- Kamila

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