Agatha a veces no entiende a su mejor amiga. Nunca se sintió nerviosa de pasar tiempo o hablarle a la persona que tal vez beso como diez veces, pero si cuando se trata de un beso (que exactamente no fue uno como tal) con Hort. No tenía sentido y más si venía de Sophie quien tuvo como tres ex y no le da problema hablar con ellos o hasta tratar de volver como lo hizo hace una semana con Tedros.
Lo que le estuviera sucediendo a su amiga se encargará de ayudarle, además, no tenía a nadie con quien hablar en la fiesta, podría ir con Tedros, pero seguro estaría rodeado de Beatrix y sus amigas antes que a ella.
Se acercó a la cama individual de su Sophie donde ella se hizo una montaña de sábanas de diferentes tonos de color rosado para esconderse.
—Vamos Sophie ¿Por qué te da vergüenza ir a una fiesta solo porque estará Hort?—agarró una sábana que tenía flores rosas pasteles dibujadas y se la saco a Sophie. Se podía ver el rostro de ella sonrojada y con el ceño fruncido— Es solo un chico más.
—Tienes razón—dijo Sophie con firmeza—. Es solo otro chico más, uno tierno y que sus labios son dulces y sabrosos...—murmuró sonrojada hasta que notó la mirada de Agatha y sonrió tontamente.
—¿Vamos a prepararnos o quieres ir en ese estado?—se levantó de la cama hacia el armario que compartían— Te dejaré que me ayudes a vestirme.
—Eres la mejor—Sophie hizo lo mismo con Agatha.
Ella tenía razón, no era la primera vez que besaba a algún chico, era algo normal en ella. Aunque aún no podía quitarse ese hormigueo que sentía en su espalda.
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Parecía que Tedros no sabía diferenciar entre una casa pequeña y una mansión gigante, pero bueno, siempre tuvo algo de torpeza.
Agatha y Sophie ya estaban vestidas con la mejor ropa, hermosas y listas para entrar. La primera llevaba unos pantalones abiertos de color azul marino con elegantes bordes dorados que tenían formas de hojas, usa un par de ojotas blancas y lleva una camisa; y la segunda venía con un vestido corto rojo suelto sin tirantes que apretaba su figura reloj de arena y se movía suavemente contra sus muslos, con una sandalia rojiza.
Ambas debajo de la ropa tenían sus respectivas mallas para meterse después a la piscina. Aunque Agatha decía que no se metería porque no le gusta estar apretada contra gente desconocida (la mayoría que iban eran compañeros de su escuela).
—La próxima vez que vaya algún evento dejaré que vos me prepares—dijo Agatha feliz por su vestimenta. Siempre salía con ropa que muchos consideran para "vagabundo" un día la confundieron con uno.
—Como debe ser, querida—sonrió orgullosa Sophie. Se acercó a la puerta de la lujosa mansión donde se escuchaba música de Pop y risas.
Estuvieron unos minutos afuera hasta que la puerta se abrió dejando ver a Chaddick, el mejor amigo de Tedros, en malla con sus rizos húmedos, había agua goteando su tonificado cuerpo oscuro. Se notaba que recién salía del agua. Miró a ambas chicas para dejarle un espacio para qué pasarán.
