Muchas personas perdieron todo después del brote.
Verónica era una de ellas. Tuvo que sobrevivir, adaptarse y hacer lo que sea para mantenerse en una sola pieza.
Se sentía sola y sabía que no tenía nada que perder. O por lo menos eso pensó durante...
—Necesitan una batería y la niña es su boleto para conseguirla.
Tess estaba por contestar pero escucharon unos pasos. Era Ellie, quien aventó la revista.
—¿Tienes hambre? — le preguntó Tess, sacando su comida — podemos compartirte un poco.
—Gracias, Marlene me dio algo — respondió la niña.
Joel y Tess comenzaron a comer, lo que a ojos de Vero parecía ser carne seca. La mexicana estaba comiendo un pequeño sándwich de huevo. Ellie sacó un gran sándwich, el doble del de Vero, parecía estar disfrutándolo.
—¿Eso es pollo?
Ellie asintió.
—Marlene dijo que lo contrabandearon — miró a Joel y a Tess — creo que no fueron ustedes.
Después vio a Vero, quien agitó el suyo, dándole a entender que fue ella. Ellie le sonrió un poco.
Tess se levantó hacia ella, Joel fue detrás y Vero solo se quedó en su lugar, observando la escena, estando atenta a que no pasara nada entre ellos.
—¿Por qué eres tan importante para Marlene? — metió sus manos en los bolsillos de su pantalón — y no me mientas o te regresamos.
—Si me regresan no tienen batería — respondió Ellie de manera tranquila. Vero se levantó, pero no avanzó más que un paso.
—¿Oíste eso? — Ellie asintió — también oíste que él quiere matarte ¿no?
Ellie volteó hacia Joel, quien la veía con seriedad. Después miró a Vero, ella dio otro paso.
—Voy a hablarte como si fueras una adulta — dijo Tess, agachándose a la altura de la niña — Joel y yo no somos buenas personas.
Ellie miró a Vero.
—Ni ella tampoco — Ellie regresó su vista hacia Tess — hacemos esto por nosotros, porque, al parecer, vales algo. Pero no sabemos cuánto si no sabemos qué tenemos.
—Respóndele la pregunta — dijo Vero, cansada de tanto enredo y acercándose a la altura de Joel.
La niña volteó los ojos y dejó el sándwich.
—No debía decírselo a nadie y le cuento a los primeros que... — soltó un suspiró — en el oeste hay una base de las luciérnagas. Con médicos. Trabajan en una cura.
—Escuché esto antes — dijo Joel, soltando una sonrisa sin gracia.
Vero se comenzó a interesar y dio otro paso.
—Lo que me haya pasado es la base para...
—Crear una vacuna — terminó Joel, bastante molesto — ¿de eso se trata? Escuchamos eso miles de veces. Vacunas, curas milagrosas. No sirve nada. Nunca.
—Púdrete — dijo Ellie, levantándose — yo no pedí esto.
—Ni yo — Joel miró a su amiga — esto no acabará bien, Tess. Debemos regresar.
—Terminemos con esto — le respondió, levantándose y girándose hacia él.
Vero se acercó por completo a Ellie, poniéndose a su lado, mientras ellos seguían hablando.
—Tú no te estás quejando — observó la menor.
Vero se alzó de hombros.
—Yo ya no tengo nada que perder.
Los dos amigos terminaron de hablar. Vero no prestó atención a la conversación y ambos se giraron hacia ellas.
—Si se retuerce un poco...
Ellie comenzó a moverse, como si se estuviera convirtiendo. Vero la empujó con el codo y negó con la cabeza.
—Ya sabía que iban a aceptar — sonrió Guzmán.
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