Muchas personas perdieron todo después del brote.
Verónica era una de ellas. Tuvo que sobrevivir, adaptarse y hacer lo que sea para mantenerse en una sola pieza.
Se sentía sola y sabía que no tenía nada que perder. O por lo menos eso pensó durante...
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Decidieron pasar la noche en una pequeña estética abandonada, ya casi cubierta por la naturaleza. Ellie decidió dormir en medio con su mochila como almohada. En cambio, Joel, Tess y Vero no pegaron ni un ojo toda la noche.
—Todavía no puedo creer que la hayamos traído — dijo Tess y se giró a ver a Verónica — ¿tú sabías de esto? ¿Sobre la mordida?
Verónica asintió.
—Te creía más lista.
Vero fingió haberle dolido, poniendo su mano en su pecho. Los tres estaban sentados frente a Ellie. Tess estaba en medio de ambos.
—Es una niña — dijo obvia y señalándola. Estaban hablando con susurros para no despertarla.
—Infectada — dijo Joel, viéndola con irritación.
—Tú le viste la mordida — siguió hablando Vero, señalando con la cabeza a Tess — no es reciente.
Tess soltó una carcajada sin gracia.
—Esto parece un puto chiste.
—Marlene te pidió ir con ella ¿por qué?— preguntó Joel mientras seguía apuntando a la niña.
Vero se alzó de hombros.
—Dijo que necesitaba ayuda.
—¿Y por qué no lo hiciste tú sola? — dijo Joel, viéndola a los ojos.
Verónica sonrió de manera despreocupada, sin desviar la mirada de él.
—Entre más mejor.
Ellie comenzó a removerse y se sentó, con los ojos somnolientos. Miró a los tres con una ligera mueca, parecía que no creía que se habían quedado despiertos para verla.
Se giró hacia ellos y Joel le apuntó de nuevo, con más firmeza.
—Buenos días — dijo Ellie con un toque sarcástico.
—Relájate, Joel — le habló mexicana, tratando de verlo a los ojos, pero él tenía toda la atención hacia la niña.
—¿Parezco infectada? — se metió la niña, viéndolos con obviedad y cierta molestia.
—Muéstranos el brazo — ordenó el hombre.
Ellie soltó un suspiro y se arremangó la manga de la sudadera.
—No se pone peor ¿o sí?
Verónica sonrió con diversión y se recargó por completo en la silla, cruzándose de brazos.
Joel miró a Tess y luego a Vero.
—Ese sarcasmo no parece de alguien infectado — bromeó la mexicana.
—Si estamos afuera ¿por qué no nos caen encima?
Vero estaba por contestar, pero Joel la interrumpió.
