03. Preguntas y preguntas

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—No te preocupes.

—Lo hago.

—¿Qué hacía Marlene con una chica infectada? — preguntó Tess, con un tono calmado.

—No estoy infectada — Ellie parecía que no iba a flaquear tampoco, así que vio a los tres con atención — me encontró cuando ya estaba mordida.

—¿Y no te mató?

—Bueno, eso es más que obvio ¿no? — se metió Vero, recibiendo una mirada molesta por parte de Joel.

—Me encerró y me controlaban a diario por si me enfermaba.

—¿Cómo te controlaba? — preguntó Tess.

—Tengo que orinar — dijo la niña.

—¿Cómo te controlaban? — preguntó de nuevo la mujer, está vez con un tono más demandante.

Ellie miró a Vero, ella se movió ligeramente su cabeza, esperando la respuesta.

—Contaba hasta diez y estiraba la mano. Lo que les impresionó fue que no me convirtiera en un maldito monstruo.

La contestación le dio gracia a Vero.

—¿Puedo, por favor? — preguntó la niña, levantándose de su lugar.

Joel se levantó también de la silla, parecía estar bastante inquieto en cuanto al tema.

—Ve — le dijo la Verónica, dando un asentimiento. Después le lanzó una revista — arranca unas hojas.

—¿No habrá nada malo aquí adentro?

—Solo tú — contestó Joel.

Ellie soltó una carcajada sin gracia.

—Que gracioso.

La niña desapareció del campo de visión de los tres y se sentaron, excepto Vero, quien vio la mano adolorida de Joel y se acercó a él.

Le extendió la mano para verla y el hombre frunció el ceño.

—Se ve mal — dijo Vero. El hombre se la mostró con desconfianza — pero puedo dejarla así para que te siga doliendo.

—También eres graciosa — dijo Joel en un tono neutro.

Vero sacó lo necesario de su mochila y comenzó a trabajar en la mano, estando agachada para tener un mejor alcance.

—Pasó la puta noche, Joel — dijo Tess, en un tono bajo pero firme.

—No importa — respondió él e hizo una mueca por el pequeño dolor que le causó el movimiento — tarde o temprano se convertirá.

Vero comenzó a vendar.

—Esa mierda ataca el cerebro — se metió Vero, terminando, pero todavía sin pararse — y es muy rápida, ahora mismo sería un infectado más.

—El muro aún está cerca. Devolvámosla a la ZC y consigamos la batería de otro modo — dijo Joel, dirigiéndose por completo a Tess.

Vero soltó un suspiro y se levantó para sentarse de nuevo en la silla, con los brazos cruzados.

—Esta es la mejor oportunidad — Joel se molestó y volteó a su mano, que estaba muy bien vendada — si la devolvemos...

—La van a escanear — se metió de nuevo la mexicana — y la van a matar.

—Mejor a ella que a nosotros.

Vero se giró para no verlo.

—Dejen de hablar de esa niña como si tuviera alguna esperanza — después miró a Verónica — si tanto quieres ayudar, llévala tú.

Trust || Joel Miller Donde viven las historias. Descúbrelo ahora