Capítulo 9

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Ethan se quedó sin habla al escuchar aquellas palabras. Sin embargo, Cheong-rang sabía lo mucho que él deseaba liberarse de éste mundo. Vestía un hábito de monje y rezaba a diario para mantener sus poderes bajo control.

Se mantenía vivo con los paquetes de transfusiones de sangre de su guía. Cuando le contó a Cheong-rang que esperaba que alguien viniera a matarlo, éste solo pudo negar con la cabeza, después de todo, sus razones para querer morir no eran tan grandes. Dijo que morir sería más divertido que vivir. La única razón por la que no lo había hecho antes era porque era la única forma de morir.

{Algunas personas viven exprimiendo la vida de otros, es tan notable, que presenciarlo resulta un poco jodido. Me dijiste que si alguien me preguntaba porqué quería morir, lo mejor era mantener la boca cerrada, de lo contrario terminaría pareciendo un idiota, así que tendré una cara decente.}

Él se rió de mi consejo.

La definición de felicidad de cada uno es diferente, pero Cheong-rang, que estaba dispuesto a revolcarse en el barro para seguir vivo, nunca entendió a Ethan. Si Yi-jin fue el primer maestro en la vida de Cheong-rang, Ethan fue definitivamente el segundo.

Ethan acabaría abrazando la muerte que tanto anhelaba con un último adiós. Había pasado medio año antes de que destrozara la Asociación.

{Chico. Fue un placer conocerte.}

Con esas últimas palabras, el cuerpo de Ethan se deshizo en cenizas mientras se abrazaba a sí mismo, por ésa razón Cheong-rang no vió la expresión de Ethan.

¿Estuvo contento cuando al fin obtuvo lo que quería? ¿O tuvo un atisbo de arrepentimiento? ¿Ésta vez seré capaz de ver su rostro en la muerte?

Cheong-rang era el único que conocía el secreto de la muerte de Ethan.

Le inquietaba la idea de verlo vivo, teniendo en sus manos la verdad de su muerte, cosa que Ethan más deseaba. Respiró hondo, le tendió la mano, y dijo.

─Por favor, pórtate bien.

Ethan miró su mano con inquietud, luego la tomó de mala gana y la estrechó. El pulso de la sangre bajo la piel de Ethan era una prueba de vida.

La regularidad de la sensación hizo que Cheong-rang sonriera débilmente para sus adentros.

Ethan, ésta vez cuida de mí.

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Cheong-rang metió la mano en la bolsa de ropa de su hermana y sacó los artículos que se encontraban en ella.

Pañales, toallitas, biberones, fórmula... La bolsa, que se suponía que contenía la ropa de su hermana, estaba llena de todo tipo de artículos para bebé.

Hermana, no puedo creer que lleves todas estas cosas. Ya eres una mamá de verdad.

Teniendo en cuenta la cantidad de meses que Yi-jin había estado fuera en misiones de larga duración, no era de extrañar que hubiera vuelto con un niño. Cheong-rang miró a Tae-ha, que se había quedado dormido en sus brazos.

Como hombre lobo, Cheong-rang tenía una temperatura corporal más alta que otros humanos. Aunque en verano, era una molestia, ahora servía como refugio para el niño, lo cual era algo bueno.

Cheong-rang dio la vuelta y vio a Ethan que miraba por la ventana

─¿Han venido a buscarte los Espers? La Asociación se encuentra cerca.

No es la oveja lo que se come, es el loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora