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Una joven (a/f) observaba con atención su reflejó en un pequeño lago. Acomodó la cofia que cubría la mayoría de su cabello amarrado y palpó la falda de su vestido, verificando que todo estuviera en orden.

No podía verse mal en un día tan especial.

Sus orejas se movieron en cuanto escuchó la voz de su madre, llamándola.

—____, ya ven. Regresemos a casa para que la familia se despida de ti.

Estaba a una distancia considerable, sin embargo no hizo falta que gritara, solo que alzara un poco la voz. Sabía que su hija tenía buen oído.

Madre e hija caminaron de regreso a su hogar. Al llegar, todos ya estaban reunidos en el patio. No era una familia tan grande, conformada por sus abuelos maternos, sus padres y sus dos hermanos; un varón mayor y una pequeña niña de apenas 4 años.

Se tomaron de las manos y formaron un círculo. Posteriormente, el padre de la fémina comenzó a dar un discurso de despedida, así como palabras de aliento y otras cosas que, sinceramente, ____ no quería escuchar.

—Comienzas una nueva etapa en tu vida y cuando regreses, serás bautizada para ser una amish, entonces por fin podrás comprometerte con un buen hombre para darle hijos y convertirte en ama de casa.

Después de un par de minutos diciendo más cosas, ____ salió de la formación, pasando con cada uno de sus familiares para despedirse.

Cuando ya estaba saliendo de su casa para dirigirse a otro lugar, dos personas la interrumpieron. Sus mejores amigos: Karma y Zelig.

Ellos habían decidido pasar su rumspringa dentro de la comunidad. Bueno, Karma por decisión propia y Zelig por órdenes de sus padres.

—¿Pueden creer que ya me voy? Es como si fuera ayer cuando soñaba con irme a la ciudad.

—Sí, sí, pero no te emociones tanto. Tienes que regresar a bautizarte junto a nosotros —Karma se acercó y la miró con recelo—. Porqué vas a regresar, ¿verdad?

—Ya saben que sí, solo me voy a dar mi tiempo para disfrutar la vida de un ingles.

—Tienes que probar una de esas hamburguesas que venden por allá —su colita se movió de un lado a otro, delatando lo emocionado que estaba—. Siempre que alguien regresa de su rumspringa hablan sobre eso, ¡necesito que me digas a qué sabe!

—Pero tú también estás en tu rumspringa, aunque no vayas a la ciudad supongo que al menos puedes salir del pueblo.

—Eeh, lo dudo. Ya sabes cómo son mis papás.

El coyote hizo una mueca triste y agachó las orejas. ____, conmovida, le quitó el sombrero que usaba y desordenó su cabello.

—Entonces cuando regresé te traeré una hamburguesa a escondidas.

—¡____!

—¿Qué?

—Si sus padres no quieren que coma ese tipo de cosas, no debe hacerlo.

—Pero si no se enteran está bien.

—No, no está bien —estaba a punto de decir más, pero prefirió no seguir, inhaló y exhaló un par de veces—. No me enojo con ustedes solo porque son mis amigos.

____ le sonrió a los dos y enseguida los atrapó en un abrazo.

—También te traeré una a ti —dijo hacia la oso en un susurró, sin soltarla.

Despedidas, más despedidas y bla, bla, bla. Al finalizar eso, se fue junto a su padre. Alejándose de la comunidad para llegar a una estación de buses cercana.

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⏰ Última actualización: Jan 07 ⏰

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Maestro [Espio The Chameleon x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora