Charles tomo asiento en uno de los sillones del lugar. Era la primera vez que él visitaba la casa de su amigo, y tal como le había dicho su madre, debía ser educado.

No era una casa grande, aunque tampoco era pequeña, tenía el tamaño adecuado para la familia de cinco que vivía ahí.

Con disimulo, el niño de trece años comenzó a analizar las fotografías colgadas en la pared. Charles ya conocía a la señora Trouche, a Joris, y al pequeño Liam, pues su madre siempre lo llevaba cargando para todos lados. Sin embargo, no podía decir lo mismo de los otros dos integrantes de la familia.

― ¿Por qué casi nunca veo a tu papá? ―pregunto con confusión. Joris se encogió de hombros mientras intentaba hacer que la televisión se pusiera en el canal correcto.

―Trabaja muy lejos, en Francia. ―le respondió. ―Solo viene los viernes y se va el sábado por la noche.

Él asintió aun con dudas. Se preguntaba qué tan difícil seria tener que vivir sin tu padre en casa, viéndolo solo un par de días a la semana, no pudiendo abrazarlo cada vez que quisiera.

Entre sus pensamientos, se coló un sonido poco común para él.

―Jo. ―lloriqueo una niña de vestido rosa apareciendo en la sala y corriendo hasta el recién nombrado. ―Por favor.

Joris miro a su hermana sin entenderle. ― ¿Qué te pasa?

―Por favor, dile a mamá que puedo quedarme aquí. ―le pidió soltando más lágrimas. ―Dile, dile, por favor.

El pelinegro soltó un suspiro. ―Espera aquí. ―se dirigió a su amigo antes de salir del cuarto con la niña siguiéndole.

No pasaron ni dos minutos cuando los tres Trouche estuvieron de regreso. La mujer sentó a su hija en el alto sillón y camino hasta su otro hijo. Charles escucho como ella le pedía que cuidara a su hermana y que la llamara en caso de que algo ocurriera, a la par que le dejaba su teléfono en caso de emergencias.

―Vuelvo en media hora. ―aviso. ―Anna, no quiero que hagas desorden, tu hermano y Charles están aquí para ver la carrera, así que no los molestes, ¿de acuerdo? ―la menor agito su cabeza en un asentimiento provocando que sus dos trenzas se movieran. ―Bien, diviértanse.

Luego de que la puerta de la entrara se cerrara, dejándole saber que estaban solos, Joris volvió a su tarea con la televisión. Por su parte, la niña intento bajar del sillón -que para ella se sentía enorme- rindiéndose al no tocar el suelo por mucho que se estirara y decidiendo lanzarse para así poder bajar.

El sonido del golpe contra el suelo llamo la atención de Charles, quien se levantó preocupado ayudándole a pararse.

― ¿Estas bien?

Anna solo se dedicó a sacudir su vestido.

Charles miro a su amigo extrañado de que no hubiera volteado a ver a la niña. Él supuso que Joris ya estaba acostumbrado a los alborotos de su hermana.

Volviendo a su asiento, sintió como Anna caminaba junto a él y brincaba para sentarse a su lado. Ella acomodo sus trenzas y sentó a su oso morado entre ambos. ― ¿Cómo te llamas? ―le pregunto, hablándole por primera vez.

―Charles. ―respondió.

―Como mi osito. ―grito emocionada sacudiendo al peluche. ―Él también se llama Charlie. ―Charles lo sonrió sin saber que decir. ― ¿También te gustan las carreras?

―Umm, sí. ―le dijo.

―A mi hermanito le gustan mucho, pero nunca gana el carro que le gusta. ―le comento inocentemente. ― ¿Cuál carro es tu favorito?

―El Ferrari. ―la niña lo miro extrañamente. ―El rojo. ―aclaro.

―También es mi carro favorito. ―volvió a gritar.

―Anna. ―la regaño su hermano caminando hasta el sillón, aliviado de haber logrado poner el canal correcto. ―No grites.

―Lo siento. ―se disculpó sentándose recta y poniendo al oso de nuevo a su lado.

Charles creyó que tener a la niña a su lado sería una molestia, pero se sorprendió cuando ella se quedó callada hasta el momento en que una bandera roja apareció.

Aprovechando el tiempo, Joris fue al baño, y Anna vio eso como una señal para seguir hablando con su nuevo amigo. ― ¿Te gustan los dulces?

―Sí.

― ¿Te gustan los animales?

―Sí.

― ¿Te gusta...la nieve?

―A todo el mundo le gusta la nieve.

Ella rasco su manita pensando en que más preguntar. Charles noto esto y sonrió enternecido.― ¿Te gustan las películas? ―ahora pregunto él.

―Sí, pero solo las de princesas.

―Yo nunca he visto una de princesas. ―le comento. Anna abrió su boca, casi ofendida. ―No me culpes, no tengo hermanas.

―Suerte la tuya. ―dijo Joris regresando. ―Yo te puedo regalar a la mía.

―Podrías, Annie parece muy linda. ―le respondió.

―Con el karting apenas y tienes tiempo para tus propios hermanos.

Charles hizo una mueca. ―Cierto.

Anna lo miro confundida. ― ¿Qué es karting?

―Uh, son como carreras pero en karts.

― ¿Carreras como las de autos?

―Así es. ―le confirmo. ―Quiero ser piloto, por eso compito en el karting.

Poco después, la carrera se reanudo. Luego, Anna tuvo que ir a ayudar a su mamá a acomodar sus juguetes, y solo tuvo oportunidad de ver a Charles una vez que él ya se estaba despidiendo de todos.

Esa misma noche, Anna corrió emocionada a su cuarto para sacar su diario de debajo de la cama.

"Querido diario; hoy conocí a un niño, su nombre es Charlie, como mi Charlie de color morado.

Vino a ver las carreras con mi hermanito, me dejo sentarme junto a él y hablamos por muchísimo tiempo. Es educado, amable, le gusta el auto color rojo, los dulces y la nieve. Es piloto, como los que salen en la tele, o algo así entendí.

Mamá le dijo que podía volver cuando quisiera. Y espero que la próxima vez, acepte ver una película de princesas conmigo."











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Este es el primer capítulo, espero les guste. Esta historia me tiene muy emocionada y deseo que también les emocione a ustedes. A pesar de que solo tendrá pocos capítulos, (espero sean menos de quince).

Pd: necesito canciones que tengan las vibes de esta historia, ¿sugerencias?

𝙂𝙤𝙤𝙙 ▰ 𝘾𝙝𝙖𝙧𝙡𝙚𝙨 𝙇𝙚𝙘𝙡𝙚𝙧𝙘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora