Lo desgarrador que puede ser el mundo aveces es agotador. Siendo un mundo extenso nada debería ser extraño pues hay miles de probabilidades de encontrarse con nuevas personas.
En el caso de un pequeño pueblo del antiguo Japón se encontraba una mujer alta,peliceleste claro y con unos ojos negros que recorría el pequeño arrolló con su kimono rojo estampado de flores negras que adornaban la prenda,tenía una larga cola de caballo que le llegaba hasta la cintura y un flequillo que se dividía en dos,sus ojos pequeños se fijaron en el agua que corría sobré las rocas, tenía ambas manos apretadas entre si. No tenía motivo de estar ahí,de hecho tenía la cabeza hecha un lío, pues pronto la iban a comprometer con un hombre de treinta años y ella apenas tenía quince. Ella sabía perfectamente que era normal que una mujer joven y hermosa como ella sea desposada por un hombre mayor y adinerado, pero su familia tenía los recursos necesarios y no les hacía falta nada, además sabía que aquella pequeña libertad le sería arrebatada por tener que casarse con un hombre desconocido y que solo habría en su relación, intimidad para tener hijos y deseguro tener que ser su "esclavita". Su familia le había dado privilegios que ninguna otra mujer tenía, pues salía cuando quería,compraba lo que quería y hacia lo que quería en su casa y odiaba la idea de perder eso por un estúpido matrimonio arreglado. Pero tradición es tradición y no podía simplemente negarse,es lo que "una buena mujer" debe aceptar y debe hacer.
—¡¡Mei!!— se oyó un ligero y agudo grito de una voz femenina.
Se trataba de su amiga de la infancia Iori Utahime, una joven de su misma edad de cabello negro y atado con dos pequeñas colas,era de orbes cafés y tenía un kimono blanco y rojo.
—Utahime~ es raro verte por aquí,buscas algo— pregunto en un tono calmado era de costumbre oir un tono de voz tranquilo, nunca se mostraba sensible o enojada.
—Pues...— hizo una pausa para tomarse de las rodillas y recuperar el aliento para luego volver a hablar —Shoko,Gojo y Geto nos preocupamos de que no fuiste a la reunión— dijo con un tono algo molesta, Utahime era conocida por su mal temperamento y su característico seño fruncido, además de ser alguien que alza bastante la voz y su fácil irritación.
