capítulo único

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Levantando la cabeza con cuidado, Shin notó el cuerpo de la mandaloriana al otro lado de la habitación. Le dolía la cabeza y su cuerpo se sentía algo pegajoso y casi vacío. Mirando a su alrededor se da cuenta que todo está mucho más oscuro que cuando llegó ahí.

Con cuidado se pone de pie y ahí es cuando nota algo extraño otra figura entre la chica y ella, una figura pequeña y desnuda, del tamaño de un infante.

—Pero que diablos fue eso— escucha murmurar a la mandaloriana.

Ignorando a la pelimorada recién despierta. La mujer se acerca a la figura en el suelo. Había algo extraño en la criatura, no solo porque apareció de la nada en un templo abandonado de la fuerza en medio de la nada donde se suponía solo estaban la otra mujer y ella.

Era la fuerza, la fuerza en la criatura llamándola un tirón en su pecho casi tan molesto como el tirón que sentía en Wren, pero tan distinto.

Con eso en mente se quita la capa que vestía y procede a envolver el pequeño cuerpo todavía inconsciente.

—Oye ¿Qué estás haciendo?— pregunta la mujer ahora mucho más cerca, la confusión y curiosidad en su rostro ante la presencia de un tercero en la habitación se podía sentir a kilómetros.

—Me voy—

—La niña, rubia, ¿qué estás haciendo?—

—La estoy cubriendo, el sol ya bajó lo sufriente— dice mientras termina de cubrir a la pequeña.

—¿De dónde salió?—

La ignora y procede a salir del lugar con la niña segura en sus brazos.

—No lo sabes, genial, genial— dice la otra mujer mientras camina a su lado.

—No fui yo quien tocó cosas que no debía, Wren—

Ya casi a fueras del tiempo Shin notó la coloración naranja casi desapareciendo en la oscuridad. Ante eso, mira a la niña en sus brazos y hace una mueca.

—Oye, mira, es tarde, mi campamento está cerca y la nave tiene equipamiento médico—

Shin no quería ir, pero la niña necesitaba un lugar donde quedarse, un lugar seguro, y la rubia no quería soltar a la niña.

—Ahsoka no dirá nada, creo que estaría hasta alegre de ver tu horrible cara—
La rubia estaba un poco dudosa en aceptar la oferta. Si bien había evitado entrar en conflicto con los jedi o cualquier tipo de contacto en lo absoluto, el miedo de enfrentarse a la maestra de la otra mujer todavía estaba ahí.

Desde que salió corriendo como un cobarde hace algunas semanas atrás, había estado deambulando sola por el planeta, encontrando ruinas y antiguos templos, con el paso de los días le tomo el gusto a eso y empezó a buscarlos deliberadamente. Creo mapas de la zona con materiales que había encontrado en uno de los templos y había anotado los estilos de construcción, y materiales si lograba reconocerlos. Su paz había durado una cantidad sorprendente de días cuando se cruzó con Wren.

Sabía de la mandaloriana estaba en el planeta, no podría ignorar su presencia en la fuerza por mucho tiempo aunque quisiera, verla de nuevo hizo que el tirón en su pecho la llenara de emociones confusas.
Wren la había buscado deliberadamente porque “estaba aburrida y necesitaba liberar energía” Sabine quería pelear, ella no, pelearon de todas maneras hasta que la otra mujer se dio cuenta que la rubia no estaba tan interesada en el asunto.

—Entonces… ¿Qué estás haciendo?— pregunta mientras ve a la rubia acomodando cosas en el suelo.

Caminando, se detiene al lado de la rubia.

2 idiotas y un bebé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora