Nueva Amiga

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Reencarné en La Piedra Filosofal. (Cedric Diggory).

Estaba empezando mi cuarto año en Hogwarts, y me dirigía a mi clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, lo que era una suerte, porque una materia tan interesante sería la que abriría el año. Todo salía perfectamente, hasta que fui consciente de la falta de presencia de algo en mis brazos.

Dejé mi libro de criaturas. El profesor Kettleburn va a regañarme apenas comenzando el año.

A medio camino me regresé corriendo bajando las escaleras del primer nivel y llegando a través de los pasillos iluminados por antorchas, para llegar a la entrada de mi sala común que era resguardada por una pila de barriles.

Deseaba ser responsable y que todo saliera bien, pero no pude. Ahora, más adelante, creo que el universo no deseaba que saliera bien, si no que fuera increíble, y ese día conocí a alguien valioso.

No era más que una niña de once años, aunque yo mismo solo tuviera trece. Pequeña, rubia y con el cabello rizado. No era interesante, pero su actitud era extraña. Estaba buscando algo en una pintura, perdiendo el tiempo a pesar de faltar poco para el inicio del periodo.

—Niña, ¿estás perdida? —me encontré preguntando cuando ella levantaba la mano para tocar la pintura.

Una acción tan simple como esa creó una cascada de situaciones. Ese día, llegué tarde a clases, y sin mi libro, por lo que obtuve un regaño del profesor. Aún así, estuve contento el resto del día, porque la niña que había conocido, y bauticé como "Amable Serpiente", me había agradado terriblemente.

En ese momento no pensé así, pero es algo cierto ahora: No cambiaría el regaño si con eso podía asegurar conocerla.

Alegre, graciosa, segura e interesante. Es de Slytherin, una casa con mala fama, pero no sonaba importante cuando se comparaba con su agradable presencia.

Quizá era porque la percibía tan distinta a mí. Hablaba todo el tiempo de las cosas que le gustaban, pero tenía un límite. No le molestaba ser el centro de atención al contar sus extrañas historias, sin embargo, te daría todo el espacio que quisieras y te animaría a seguir tus propios relatos como si nunca hubiera escuchado algo más fascinante.

Tenía ideas originales, y la encontraba en momentos tan irreales que era gracioso. ¿Leer un periodico al revés? Ella diría que es obvio. ¿Tener suéteres con estampados de animales de los que nunca había oído hablar? Todos los domingos. ¿Buscar en la pradera ranas lunares? Un par de veces.

Los momentos que más se graban en mi cabeza son aquellos en donde sonaba como alguien que ha sufrido demasiado, a pesar de tener esos escasos once años.

¿Qué podría haber pasado esta niña para quedarse una semana deprimida y desolada? En ese momento juró que solo eran demasiadas tareas. Mentía, por supuesto, pero qué podría decirle para hacerle confiar en un amigo con el que se encontraba cada tanto.

Su energía habitual volvió tan de pronto como la deprimente había aparecido. Me di cuenta que podía ser algo habitual, y seguía aún más intrigado por la pequeña que sonreía como si la idea del mal fuera absurda y luego hablaba de ella con un conocimiento que dolía.

Todavía no podía creer que no supe su nombre, y no me preocupó no saberlo, hasta que le dieron puntos junto a Harry Potter y sus amigos por alguna aventura que tuvieron al final del año.

Su nombre respondió a la mitad de las preguntas que tenía, pero solo hasta que estuve de vuelta en la casa de mis padres.

Idylla Ethelwold.

La educación mágica que recibí nunca estuvo enfocada en cuestiones sin importancia como los apellidos de familias importantes, por lo que solo fue hasta la conversación que tuve con mi madre que ella terminó contándome todo lo que sabía entre suspiros de tristeza.

—Lo de los Ethelwold fue una terrible tragedia. Eran seguidores de quién tú sabes, eso es cierto —me dijo con su tono dulce entristecido—, pero su hija menor se negó mucho tiempo antes y ellos se aferraron a su hija mayor como su mayor orgullo... Incluso si no hubiera querido ese destino, no hay forma en que lo habría podido evitar, porque podían tener un fallo, solo porque había alguien que lo reparaba... Ya ves, después de su muerte ella abandonó su bando, algo que nadie supo hasta mucho después. No nos enteramos ni siquiera por la noticia en los periódicos, que no era más que un pequeño artículo en la esquina que se preocupaba por el futuro de sus bienes que serían dejados a su única hija. No, la noticia se extendió porque a los sangre pura les pareció horroroso que la pequeña acabara en la familia de su hermana desertora. ¡Una desgracia! Palabras que no eran por la horrible muerte, si no por el "tipo de personas" que cuidarían de la heredera.

La saliva se atoró en mi garganta. No parecía tener señales de vivir mal, pero no podía saberlo en el tiempo en que estaba alejada de ellos.

—¿Son malas personas? —pregunté con temor a la respuesta— ¿La trataron mal?

—Incluso si lo hubieran hecho, no me habría enterado. Toda la información que se difundió fue que eran una pareja de lunáticos, gente que escribía sobre cosas de las que nadie entendía. Si creció bien, si tuvo suerte, no fue por mucho. Porque incluso en su nueva familia, acabó perdiendo una vez más a alguien importante, a su tía. Me pregunto cómo la pasó después de eso, aún era muy pequeña, debe ser más joven que tú.

Mi madre todavía me preguntó sobre mi interés por esa familia, que había sido tema de rumores por años, pero me parecía que si le decía terminaría queriendo ir a visitarla o conocerla y agobiarla con preguntas para asegurarse de que estaba bien, y ella no disfrutaba de eso.

Con la nueva información que poseía, con la que también descubrí que casi éramos vecinos, empecé quinto año.





Gracias por leer. No olviden votar y comentar.

Esta semana subiré esta perspectiva ya que no he podido terminar el próximo capítulo del cuarto libro. Espero que les haya gustado.

Nota: En esta escena sabemos que Cedric ya sabía más cosas sobre Idylla, por lo que cuando le preguntó sobre su familia en el segundo libro (Cuando estaba intentando tirarse de las escaleras), era más una indagación porque no sabía lo que le pasaba y no se atrevía a decirle que sabía cosas por habladurías de otros.

Los amo, Extraños Conocidos.

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⏰ Last updated: Dec 06, 2023 ⏰

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