capitulo 3:Llamas sin Respuestas

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El regreso al campamento tras una noche tensa brindó un efímero alivio. Con herramientas en mano y la mente llena de determinación, me propuse desentrañar los misterios que habían emergido en el edificio abandonado. Sin embargo, ese respiro se transformó en un escalofrío al descubrir lo inverosímil: la fogata aún ardía, intacta como si el tiempo se hubiera detenido desde que la encendí ayer. Rompía las leyes no solo de la física, sino de la realidad misma, sumergiéndonos en un abismo de desconcierto en este bosque enredado en rarezas.

La mirada de Chester revelaba su incapacidad para articular palabras frente a lo inexplicable. Su rostro contaba la historia, un gesto de temor que insinuaba que lo descubierto podía sellar nuestro destino o despojarnos de la cordura. Nos sumimos en un silencio tenso, compartiendo el peso de esta revelación que colmaba el aire con un suspenso palpable.

Una breve conversación con Chester tomamos la decisión de dejar la fogata tal como estaba por el momento.
Concluimos que enfrentábamos una anomalía que clamaba por una explicación. Con Chester como aliado, mi labor consistía en desentrañar el misterio que envolvía este fuego que desafiaba las leyes del tiempo y del sentido común, mientras la oscuridad del bosque ocultaba secretos aún más profundos.

Mientras sacábamos nuestras herramientas de la carpa, la tensión flotaba en el aire como una sombra ominosa. Un hacha multifuncional, la pala, el bidón de agua y la comida eran nuestra única conexión con la civilización, mientras que la información detallada sobre los desaparecidos y el mapa del lugar se convertían en nuestra brújula en medio de la incertidumbre.

Antes de regresar al edificio, decidí echar un último vistazo a la fogata, anhelando verla encendida como un faro de esperanza en la oscuridad. Chester se acercó y señaló la extraña disposición de los árboles en el campamento, como si estuvieran estratégicamente colocados. Recordó su infancia en el bosque, pero nunca había encontrado un lugar similar. Al examinar más de cerca, notamos una marca en un árbol, idéntica a la que había visto en nuestro camino.

La marca parecía antigua, curada en el tiempo, como si el árbol hubiera nacido con ella. Intenté descifrar algún símbolo conocido, pero nada en mi memoria lo reconocía. Chester, con su instinto agudo, sugirió que estas marcas podrían tener un propósito más allá de lo que imaginábamos. Tomó una foto para archivarla, conscientes de que esta extraña señal podría ser clave para desentrañar el misterio que envolvía el lugar.

En el sutil murmullo del bosque, avanzamos por el camino marcado por las huellas del oso, testigos silenciosos de una persecución nocturna. Los arañazos frescos en los árboles contaban una historia de peligro que la oscuridad había ocultado, pero ahora se convertían en nuestro mapa rudimentario para no perdernos en el retorno al campamento

Mientras avanzábamos, compartí con Chester la información detallada sobre las desapariciones. Doce vidas perdidas en la bosque, cada una un enigma por resolver. Los primeros cuatro, un grupo de compañeros; luego, tres miembros de una familia; después una pareja; y los tres restantes, dos cazadores y un policía. Las edades variaban entre 19 y 42 años, y los motivos de sus excursiones iban desde acampar y hacer senderismo hasta misteriosos accidentes.

Chester reveló que su padre era el policía desaparecido, un héroe que se adentró para ayudar y nunca regresó. La carga de su pérdida pesaba sobre sus hombros, y su determinación de evitar que otros siguieran el mismo destino estaba impregnada de dolor. Solo tenía a su padre como familia, intensificando aún más el sufrimiento que llevaba consigo.

Entre susurros de angustia, Chester comentó que las desapariciones parecían surgir de la nada, inicialmente pensadas como bromas. Sin embargo, su padre se convirtió en la trágica prueba de que algo oscuro acechaba en este lugar. Mi mente divagó, tratando de encontrar conexiones entre los desaparecidos. ¿Cómo podrían estar todos relacionados?

Recordé los carteles de "Se busca" en la tienda de servicios, una niña y un señor con fechas de desaparición que parecían imposibles. ¿Eran los dueños del extraño edificio, tejiendo este oscuro destino durante años? O ¿simplemente fueron las primeras víctimas de un mal que persistía? El bosque susurraba secretos, y cada pregunta sin respuesta aumentaba la inquietante sensación de que podríamos ser los siguientes en desvanecernos en la sombra.

Después de unos minutos de reflexión y exploración, finalmente dimos con el edificio. Bajo el manto de la noche, su estructura era apenas discernible, pero con la luz del día revelándose, observamos con detalle su diseño: una mansión que el tiempo había marcado de forma desigual, con partes casi intocadas y otras consumidas por el paso de los años.

Decidimos evaluar la situación antes de sumergirnos en la exploración. Tras hablar con Chester, acordamos dividirnos para inspeccionar diferentes áreas. A mí me correspondió el frente y el lado derecho, mientras Chester se encargaba de la parte trasera y el lado izquierdo. A medida que me acercaba, noté que el edificio constaba de tres pisos y un ático que despertó mi desconfianza, siendo una de las partes mejor conservadas en el lado derecho. También identifiqué una especie de mini torre vinculada al tercer piso, sin aparente entrada desde abajo.

De repente, escuché la llamada de Chester y seguí por el lado derecho hasta llegar a la parte trasera, donde lo encontré frente a lo que parecía ser un sótano. Me informó sobre otro símbolo extraño entre los árboles, similar al del campamento, pero con diferencias notables. Al explorar la parte izquierda del edificio, descubrió una puerta única, sin ventanas, y llegó a la conclusión de que podría ser la parte trasera de la cocina. Aquí encontró dos puertas de acero cubiertas de escombros y raíces, sorprendentemente diferentes a las de madera. Al final de su búsqueda, halló un camino de rocas que se internaba en el bosque hacia el sur.

Chester especuló que la estructura podría tener más de 50 años, despertando en nosotros una mezcla de curiosidad y un temor inexplicable. Compartí mis observaciones sobre el frente y el lado derecho, coincidiendo en que las áreas más intrigantes eran el ático y el sótano.

Decididos a desentrañar los misterios ocultos, nos pusimos en marcha para explorar lo que se escondía debajo. Armado con mi hacha y Chester con un tubo metálico, intentamos mover escombros y cortar las raíces que bloqueaban la puerta del sótano. Tras diez minutos de esfuerzo conjunto, conseguimos despejar el acceso.

Al abrir las puertas, nos encontramos con unas escaleras que prometían llevarnos a respuestas ocultas en las entrañas de este enigmático lugar. La oscuridad ascendente nos envolvía, invitándonos a adentrarnos en un trayecto incierto. Cada peldaño resonaba con la incertidumbre de lo desconocido.

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El aire se volvió denso, y el susurro de lo desconocido nos instaba a explorar las profundidades de este misterioso edificio abandonado.

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Sombras entre los árbolesWhere stories live. Discover now