🎪CAPÍTULO 1🎪

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La lluvia cayendo sobre el pueblo, logra purificar cada centímetro del mismo, trayendo de nuevo la paz a los corazones de sus habitantes.

Un joven rubio corre por el bosque, sin intenciones de detenerse, hasta llegar a la estación de tren, su respiración es considerablemente pesada, había recorrido mucho camino para llegar ahí.

Hace poco se ha enterado que una vieja amiga ha regresado al pueblo, se lo ha informado un viejo leñador al encontrárselo, mientras el joven detective, se encontraba caminando por el lugar.

Muchas personas bajan de los vagones del tren, y son recibidas por sus familiares, quienes, sin importarle la tempestad que hay, no dudaron en recibirlos.

La lluvia ha dejado completamente empapado al joven, los mechones rubios de su liso y sedoso cabello, se pegan a su frente y a su cuello, siempre le ha gustado llevarlo un poco largo. Y es algo que su padre suele regañarle mucho, él es el Sheriff del pueblo, y, por esa razón, no piensa permitir que su hijo vaya con semejante apariencia. Algo en lo que el joven no le hace caso, porque le gusta cómo es su cabello, y piensa dejarlo así, además, nunca olvida que su amiga le dijo que le gustaba como se le veía, que no debía cambiar nada de él.

Y, sabiendo que sus palabras son completamente honestas, él llegó a la conclusión de que no existía nada malo con su cabello.

Impaciente, Dimitri observa hacia todas las direcciones posibles, en busca de aquella cara conocida, que llevaba un par de años o más sin ver.

Sonríe al ver al padre de la chica saludando a un hombre, pero su sonrisa se esfuma cuando no la ve a ella.

« ¿Dónde estará?»

« ¿Acaso se arrepintió de volver?»

« ¿Le habrá gustado más vivir en aquel pueblo con sus tíos y por eso no vino?»

Esas solo eran unas de las cuantas preguntas que cruzaban por la mente del chico.

En cuestión de segundos, pierde estabilidad y cae al suelo. Suelta una maldición al aire, para luego dirigir su mirada a su lado derecho, en donde una chica se encontraba riendo a carcajadas, también tumbada en el suelo y abrazando su barriga.

Dimitri ríe por la tontería que hizo su amiga, y algo dentro de él, se sorprende, llevaba mucho tiempo sin hacerlo.

Bueno, tampoco es como si en toda su vida el haya tenido esa facilidad que tiene la gente de reírse. Siempre ha sido un chico malhumorado.

—¡Sophie! Pero, ¿qué haces? Así no es cómo se comporta una dama…—su padre comenzaba a llamarle la atención, hasta que lo vio y su mirada fue un «Ah, entiendo», después de regalarle una sonrisa de boca cerrada y saludarle al chico, se volvió hacia el hombre con el que siguió conversando.

—Isi ni is cimi si cimpirti ini dimiti—se burla Sophie en voz baja—. ¿Qué? No me mires así…

—Tu padre tiene razón, no deberías comportarse de esa forma.

—Una frase más como esa, y me regreso con mis tíos—amenaza.

—El tren todavía no parte, estas a tiempo.

Ella lo mira, indignada y se levanta.

—Muy bien, si tanto lo deseas…

Dimitri se pone de pie rápidamente, y toma a Sophie de la mano, para impedirle que dé un paso más. La conoce muy bien, y sabe lo obstinada que puede llegar a ser.

En otras palabras, si se iría. La única forma de convencerla de no hacerlo, es que el mismo se bajase de su pedestal, dejase el orgullo de lado y le pidiera que se quedara.

Damas y Caballeros...Where stories live. Discover now