—¡Ay! Quiero chuparte, Jihyo, lamerte entera—Dijo ella respirando en su boca y excitándola.

Después la empujó hacia la cama y la otra soltó un grito ahogado mientras su espalda aterrizaba bruscamente sobre el colchón. Chaeyoung, por su parte, se terminó de quitar el vestido, quedándose completamente desnuda, e inmediatamente después se fue a la cama con Jihyo.


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Jimin se dirigía a los aposentos del Rey para informarle de la llegada de la joven cuando se topó con alguien.

—¡Jimin!—Él escuchó su nombre y se giró para ver a la simpática doncella corriendo en su dirección.

La chica llevaba unos dulces.

—Gina—Respondió él.

Ella era la criada personal de la Reina Hyesun, por lo que Jimin, obviamente, la conocía. La joven tenía una radiante sonrisa en su rostro.

—Saludos, Jimin—Expuso ella, haciendo una reverencia—Mmm... Espero no molestarte.

—¿Qué ocurre, Gina?—Preguntó él con una mirada severa, adoptando un tono para nada amable.

—Bueno... Nada grave. Es solo que... llevaba todo el día esperando a que volvieras. Solo quería darte esto—Ella le ofreció los dulces—Los hice yo—Agregó con una sonrisa.

Entonces el hombre miró los dulces fijamente. ¿No se daba por vencida? ¿Qué otra señal tenía que darle para que entendiera que no le gustaba?

—Gracias, Gina, pero no me apetecen—Respondió con brusquedad antes de seguir su camino.

La joven, por su parte, se quedó allí con el corazón roto.

Cuando Jimin llegó al fin a los aposentos del Rey, los guardias no intentaron detenerlo, ni tampoco se atrevían. A pesar de que era el gamma, todo el mundo sabía que era la mano derecha del Rey. Si lo ofendías a el, ofendías al Rey. En ese momento el Rey Yoongi se encontraba en su mesa de estudio; claramente, la habitación era lo  suficientemente amplia como para tener una.

Él estaba escribiendo, pero se detuvo al ver que Jimin entraba.

—Saludos, Mi Rey—Dijo este último al mismo tiempo que se inclinaba—La joven ha llegado y está en la habitación, tal y como usted lo pidió—Al escuchar esto, Yoongi asintió y se levantó.


—Ahora voy para allá. Asegúrate de que el sacerdote esté listo.

—A sus órdenes—respondió Jimin haciendo una reverencia y se fue.

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Sunghye se sentó en el suelo de la habitación vacía, con la espalda apoyada en la pared y los ojos cerrados. Estaba cansada y hambrienta. ¿Cuál iba a ser su destino? Se quedó así un buen rato, con las últimas palabras del gamma resonando en sus oídos: -El Rey no tardará en llegar-

El Rey Yoongi. No tardará en llegar. Ella no podía creer que estuviera en el palacio del Rey, el Rey Todopoderoso del que había oído hablar, el mismo que era cruel y despiadado, Escuchó mucho sobre él, de modo que no se iba a culpar por estar asustada de verlo.

Justo en ese momento, percibió que se abría la puerta y sus ojos se abrieron de golpe para ver entrar al gamma, con un hombre mayor y un chico más joven. La chica se levantó inmediatamente. ¿Quiénes eran ellos? ¿Qué más le podía pasar? El anciano tenía algunas marcas en la cara y mantuvo los ojos clavados en Sunghye mientras entraba con una vara.

Mi Rey Alfa Where stories live. Discover now