5. El principio del fin

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En los siguientes días  Victor afianzó la idea de que no encontraría a nadie más como él que compartiera sus ideas, sus gustos y en general su forma de ver la vida

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En los siguientes días  Victor afianzó la idea de que no encontraría a nadie más como él que compartiera sus ideas, sus gustos y en general su forma de ver la vida.

Yuuri se había convertido en los últimos meses en lo más importante de su vida y con quién en verdad podía compartir todo. Era lógico que el siguiente paso fuera casarse con él.

Víctor se sentía orgulloso al ver cómo se había dado todo. Con una relación basada en un profundo cariño y respeto entre ambos, habían logrado lo que muchas parejas jamás iban a conseguir.

Yuuri y él eran la pareja perfecta y no habían necesitado siquiera besarse. Bueno, dos veces lo habían hecho, una cuando le propuso matrimonio y otro el día de su boda, pero esa vez había sido un pequeño beso casto frente a los padres de Yuuri. Víctor lo había considerado necesario.

Ahora se hallaba en su departamento con Chris, armando y organizando la cama que había comprado para su habitación nupcial.

―Vitya―Chris empujó con fuerza el colchón de tamaño King Size que había comprado―. De todas las locuras que te he visto hacer, esta tiene que ser la más grande de todas.

Víctor terminó de colocar bien el colchón y fue en busca de las sábanas nuevas sobre el sillón cercano a la cama. Yuuri tenía clases a esa hora y había considerado prudente elegir ese tiempo para sorprenderlo antes de su mudanza oficial.

―¿Por qué crees eso?

―Acabas de casarte con alguien con quien ni siquiera te has besado.

―Técnicamente lo hemos hecho, dos veces. Una con y otra sin  lengua.

―Dime por favor que la vez con lengua lo disfrutaste.

Definitivamente más que eso. De todos los besos que él había dado en su vida, ese había sido el más especial. Aún le seguía causando electricidad en el cuerpo cada vez que lo recordaba, pero no se lo iba a decir así a Chris.

―De hecho lo disfruté mucho, gracias por preguntar.

Chris quería decirle a Víctor muchas cosas, pero no sabía cómo. Al principio había decidido dejarle tiempo para que reconociera por sí solo que tenía sentimientos más profundos por Yuuri. Al menos es lo que veía cuando le hablaba de él, con una atención al detalle y una sonrisa satisfecha. Pero habían pasado meses y, aunque ahora estaba casado, su amigo no parecía querer darse cuenta de nada.

―Victor, ¿Has hablado con Yuuri sobre lo que espera de esto?

―¿Esto, te refieres a nuestro matrimonio?

―Sí.

―Bueno, las cosas estuvieron claras desde el principio, ¿No? En el anuncio puse que buscaba una relación consensuada basada en afecto, atención y cariño, y por supuesto nada sexual.

―Sí, pero eso fue antes. Ahora ya no son novios, son esposos y, legalmente tienes una responsabilidad con tu marido.

―¿A qué te refieres?

¿Con la cabeza o con el corazón?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora