Cenotafio

Azul

Besos en plena tormenta, golpes sin dolor, abrazos incondicionales, un 'te amo' con pensamientos ajenos que salen de una fuente de luz que comienza a secarse.

Él, solo camina sobre un desierto árido cuando duerme, encuentra sombras de fallas en el pasado, especies de entes que lo siguen, 4 en total. A lo lejos se escuchan unos gritos de emoción, un juego de parchís, se juegan las emociones sobre un nervio central de su cerebro.

De una mentira se enamoró, de un espejismo se aferró, pero, –'¿En verdad era un espejismo?'– comenta el cadaver detenido, viendo sus pasos detrás de si, no sabía desde cuando y donde comenzó, hasta levantar la vista y ver gotas de sangre marcadas en el suelo, dispersas, como si fuese un baúl de pintura semi abierta, que se derrama detrás de una cajuela, así van esas lágrimas, y si, eran de él, iba dejando el rastro desde que salió, pero el cadaver se tardó en ver, que poco a poco, el color de esas gotas que salían de sus ojos, se tornaban pálidas, sin vida, y como siempre, tarde se comenzó a ver que también lo estaban , las gotas dispersas cerca de él, bajo sus pies.

La brisa lo abraza, el sonido del viento tiene como el tempo de un despertador, y una luz opaca golpea sus ojos mientras observaba las manchas de sangre sobre el árido de ese desierto en el que estaba, y poco a poco, sus ojos comienzan a aclararse, y darse cuenta que estaba sentado en el suelo, frente al espejo de su cuarto azul. Ojos hinchados, brazos marcados y cargados de impotencia, con un dolor en el corazón por las balas que se lanzaban desde adentro, con vibras de ataque al corazón. Eran las seis treinta de la mañana del 24 de septiembre, hora de trabajar y mostrar las sonrisas compradas de una tienda que sus emociones lo hacen usar, por pena al ese pobre cuerpo.