capitulo 2 | bienvenida a casa

1 0 0
                                    

Las horas parecían eternas durante el traslado desde mi hogar hasta este nuevo lugar desconocido donde ahora se supone que voy a vivir. Fueron muchas horas de Lágrimas y lamentos, seguía preguntándome como mi padre pudo haberme entregado tan fácilmente a los brazos de un hombre tan despiadado, sin embargo, no había nada que hacer, era mi destino y debía cumplirlo si quería que esta guerra finalmente concluyera.

Pero por más que intentaba convencerme a mí misma de que esto era lo correcto, que debía hacerlo por mi padre, mi madre, mis hermanas y el pueblo, no quitaba La angustia, el miedo y la sensación aterradora que crecía en mi pecho. Durante todo el viaje el rey Salazar no dijo una sola palabra, ni siquiera volteó a verme, lo cual agradecí, porque en estos momentos lo último que quería era su mirada lasciva sobre mí.

Yo en cambio cada vez que podía volteaba a verlo, porque seguía preguntándome como una persona tan hostil, cruel y despiadada podía verse tan bien cuando estaba serio y callado, cuando una sola palabra no salía de su boca o cuando no estaba reclamando reinos que no son suyos para así ser el más poderoso de ellos. Lo miraba y me imaginaba a cuantas mujeres habrá matado con esas manos enormes y ásperas que sostenían la cuerda que ataba a su caballo, me preguntaba si de negarme a entregarle mi cuerpo la guerra volvería a iniciar.  Estaba tan asustada que no podía pensar y terminé dormida en el sillón de su carruaje.

Para cuando llegamos habían pasado dos días y una noche desde que salimos del reino de solance, y a diferencia de los cuentos que he escuchado este no era un reino frío y sombrío como lo describen, de hecho era bastante cálido y colorido para la reputación que llevaba a cuestas sus paredes eran altas tenían Pilares de mármol con enredaderas de decoración, al centro de la entrada había una enorme Fuente con agua limpia que brotaba de ella y peces que nadaban en su interior el jardín era amplio colorido y con muchas flores, podía contar la cantidad de flores que vi desde la entrada hasta que llegamos al castillo. Habíamos pasado el pueblo antes de llegar pero yo estaba dormida como para darme cuenta del la enorme cumbre en dónde si sitúa el lugar, apenas cuando me despertaron ya se encontraban todos bajando de sus caballos.

La servidumbre me recibía como si de una cálida visita se trataba, casi como si mi llegada hubiera estado anticipada incluso mucho antes de que el rey partiera al norte. la noche seguía oscura y fría fuera de los muros del castillo pero en cuanto entramos en el, las luces iluminaban como las estrellas adornan el cielo, y estaba tan cálido como cuando el sol brilla en plena primavera, el Rey Salazar finalmente bajó de su carruaje y dos filas fueron formadas en su llegada, sus sirvientes le reverencian como el imponente señor de los cinco reinos que es. Sus pasos eran largos y pesados, llegó a mi lado más rápido de lo que a mi me costó. —Serás escoltada a tus aposentos...— finalmente haciendo contacto visual al bajar la mirada tan solo para alcanzar la mía, estaba frustrada. Una se las servidumbres de edad avanzada y aspecto cansado, vistiendo ropas oscuras con una colonia citrica que me impedía respirar se acercó reverenciado ante mi quién por cortesía hice lo mismo. —la señora Holmes será tu chaperona a partir de hoy, ella te mostrará lo que debes y no hacer para permanecer aquí— cada segundo junto a ese hombre me ponía los huesos gelatinosos. Y la forma en la que demandaba me recordaba a mi padre, cuya persona acaba de hacerle ésto a su preciada hija menor.

Era común que las jóvenes doncellas durante su desarollo presenten comportamientos erráticos, ya sea por falta de educación o capricho, en mi caso, cuando abrí la boca luego de desviar la mirada y murmurar —como si estuviera aquí por mi voluntad— lo hice por puro orgullo. La situación no era la adecuada, más mi boca sólo soltó lo que mi mente estuvo pensando en el momento, sin tomar en cuenta que Salazar estaba justo ahí, observándome. De pronto hubo silencio, la tensión que se forma a partir de ese pequeño capricho fue tan abrumadora que incluso me arrepentí cuando el Rey volteó a verme y en sus ojos pude sentir molestia.

Vino escarlata.Where stories live. Discover now