Extra# 1 María

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Pov. María

Toda mi vida he servido a la familia de los Aston, desde que nací. Mi madre trabajo de ama de llaves para los señores y me crío junto al hijo del amo. La sangre para mí fue normal y desde pequeña entendí que este es mi mundo y que haría lo que sea para conservarlo así como para tenerlo a él.

Ronald Aston, es mi obsesión, mi debilidad, mi deseo a puertas cerradas y mi condena.

Pensé que con el tiempo lo tendría para mí. Tarde o temprano se daría cuenta que estábamos hechos el uno para el otro. Nadie más que yo podía entenderlo de verdad, había sido su confidente, su escudo.

Cada vez que su padre se viraba  contra él estaba yo al final del camino.

Y así con a penas quince años le entregué mi virginidad, mi todo, fui su mujer. Viví los mejores años a escondidas, hasta un día.

El día que mi madre lo descubrió y me confesó algo que me mataría para siempre por dentro.

Ese hombre, mi hombre, era mi hermano.

Había estado con mi propio hermano.

Ella quería contárselo todo al señor Aston ante mi negación de dejar a Ronald, a pesar de ese secreto no podía sentir asco de lo que sentía. Un pecado más o uno menos no me quitaría el placer de tenerlo, y saber que estaba prohibido.

Por eso la maté, antes de que confesara mi mayor secreto. La mate sin piedad, y lloré pero a la vez reí. Ella quería separarnos y todo aquel que lo intentará terminaría igual.

Así comenzo mi historial de crímenes en silencio. Incluso cuando Ronald se alejo de mí, y culpe a todos de ellos, hasta su gusto por el otro sexo. Mi lista de crímenes aumento.

El señor Aston estaba comenzando a sospechar, lo sabía y más cuando me alejo un tiempo. Momento por el cual decidí parar y llegó Ana.

La inocente y maldita Ana.

Tan inocente para un mundo de muertes, la niña rica.

Ella pensaba que estaba de su lado, pero cada día la dejaba más sola. Los intentos de su hermano y de Manckldy de rescatarla no valían nada. El dinero no se compara con la mafia.

Amaba la forma que se asustaba y lloraba.

No veía la hora de saborear sus lágrimas y su sangre en mi lengua.

 

Quizás podría tirarla de un barranco antes que diera a luz a ese bastardo o sacarselo con un cuchillo.

Pero luego de escuchar su historia una y otra vez, se me ocurrió un juego más que divertido.

Después de todo perseguir a una presa y darle esperanzas para vivir para luego asfixiarla resulta más placentero que cualquier otra cosa.

Y ver su maldita cara cuando supiera la verdad, y mi verdadero yo no tendría precio.

Ahí fue cuando yo me puse en el camino de Georgia, tan enferma como yo, tan obsesionada como yo, pero no más psicópata o capaz de superar mis planes.

Victor solo es una polla más que se sumó a este viaje.

No veo la hora ....

🖤





"Una noche con el CEO"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora