16- Pasado y Presente

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DAMIEN BLACK

Terminar con Georgia y seguir a Ana no estaba en mis planes esa noche, no soy un hombre de impulsos y hago todo a base de una balanza donde siempre tengo que ganar. Es algo que he aprendido en mi vida a base de golpes.

Una cosa llevo a la otra, mi cabeza trabajaba a mil ante el hecho que me estoy admitiendo a mi mismo que esta mujer me importa mucho más de lo que creía. Después de pasar una noche maravillosa junto a Ana y dejarla en su habitación con el nuevo plan que se me ocurrió a última hora lo que menos espero es encontrar la figura de mi padre sentado en la oscuridad de mi habitación como un fantasma vengativo con su cara neutral. En una de sus manos cuelga el sobre que le mandé como regalo y en la otra un vaso con wuiski el cual le da vuelta entre sus dedos concentrado hasta que sus ojos van a mí.

- Bienvenido hijo-

Finjo que no está ahí y me muevo sentandome frente a él.

- No sabías que me extrañabas tanto padre. ¿Te gustó mi regalo?- señaló con una sonrisa hacia el sobre y su rostro se endurece. Disfrutó como las emociones lo abundan pero en nada vuelve a su estado de piedra.

- ¿Crees que esto cambia algo? - se inclina tomando un sorbo de su trago

- Yo creo que sí- declaró reclinamdo mi espalda con calma, importandome poco si el mueble se llena de arena.

Mi padre es un hombre que más allá de todo cuida su imagen y cuando mi detective me mandó las fotos de mi querida madastra en un romance con nuestro chófer, supe que sería mi has bajo la manga.

- Quiero que revises tú teléfono y veas el regalo que te acabo de enviar- indica señalando mi móvil y eso hago ante su atenta mirada dándole play al vídeo que entró hace diez minutos.

Se me paraliza el corazón ante la cabellera castaña y los ojos iguales que los míos más ojerosos de como los recordaba. Parece completamente ida mientras abraza un pequeño oso que reconozco como mío.

Los recuerdos del pasado se filtran en mí.

Un Damien de diez años corriendo hacia ella mientras llora porque se cayó de la bicicleta por quinta vez.
Su padre al darse cuenta lo reprende y se aleja como siempre encerrandose en su despacho.

- Papá no nos quiere- sorbe el niño sus mocos y ella lo tranquiliza en su pecho.

- No digas eso cariño, papá te ama mucho y por eso te hemos recuperado a Rosito.- le muestra su madre con ojos iluminados.

Ese Damien sonríe porque su madre siempre sería su hada y aplacaría al
monstruo de traje que tenía que llamar papá si no lo golpearía a él y al hada  y rompería todos sus juguetes como había hecho con Rosito el oso que siempre lo protegía en las noches.

Una versión de mi madre que no se parece a ella se le va la vida aferrándose a aquel juguete. Me niego a creer que sea el mismo pero el color y la forma de mis recuerdos me lo confirman. No hay ni un apice de rastro de la mujer que vive en mi mente, está ida completamente y de sus labios sale una y otra vez mi nombre mientras dos enfermeros intentan que suelte el muñeco para obligarla a acostarse mientras ella se resiste y lucha. Pero al final le ponen una aguja en su cuello y cierra los ojos quedándose inerte y el vídeo termina.

- ¡Qué carajos!- grito levantándome y espantando el móvil contra mi padre avanzando a grandes sancadas y tomándolo por la camisa con la ira ardiendo en mí.

- ¿Cómo pudiste hacerle esto?- levanto mi puño y lo golpeó-  ¡Me hiciste creer que estaba muerta aún cuando tenía esperanza y no creí en tú historia. Responde- lo golpeó una y otra vez hasta que uno de sus hombres que no sé ni de dónde salió me aparta de mi padre.

"Una noche con el CEO"Where stories live. Discover now