Capitulo X: Tras el rastro de un cometa.

30 17 6
                                    

Orión

El viaje para encontrar respuestas se puso en marcha, preparamos un vehículo con armas y provisiones, y luego nos desplazamos hacia nuestro destino. El camino fue largo, pero llegamos al lugar a altas horas de la noche.

Las coordenadas de nuestro objetivo se encontraban dentro de un edificio en ruinas. Bajamos del auto con algunas armas. «No sabíamos que había dentro».

-¿Listos para entrar? -Preguntó, Leo, enfundando su arma.

-¡Si! -Respondimos, todo el grupo.

Dentro de la estructura se cernía una profunda oscuridad, así que cada uno uso una linterna y continuamos investigando.

-Bien, escuchen, hay que dividirse -Afirmó-. Orión irá con Ara y Cometa, Linx con Libra y yo con Taty.

-¿Por qué tengo que ir con el odioso de Linx? -Bufó.

-Porque solo yo te soporto, Liss -Refutó.

Solté una carcajada.

-Orión, no te rías y ayúdame. Yo quiero ir contigo, no con esté...

-Es la forma más eficiente de movernos -Aclaró, Taty-. Además Orión, ya tiene pareja.

-Tiene razón, Libra -Reafirmé-, debemos apresurarnos y buscar en todo el lugar, lo más rápido posible.

El edificio era inmenso y con muchas instalaciones. «Y en muy mal estado», así que debíamos ser rapidos.

-Bien -Soltó-. Más te vale comportarte, Linx.

-Claro, Claro...

...

Antes de que cada uno de los grupos siguiera un camino distinto pude notar que Linx, siempre esta vigilando a Libra y cuidandola de todo lo que pudiera hacerle daño. El pelinegro se adentraba primero a los pasillos y habitaciones, asegurándose de que todo estuviera bien antes de que Libra lo hiciera. Además ella le agradecía con una sonrisa y le decía que tuviera cuidado al realizar ésta acción.

«A simple vista parece que se odian, pero en realidad es todo lo contrario».

Sonreí.

-¿De que te ríes, Orión? -Preguntó, Ara, enarcando una ceja.

-Me resultan muy tiernos... Linx y Libra, aparentan odiarse delante de todos, pero cuando están solos, se cuidan mucho.

La ojiazul esbozo una pequeña risa.

-Si, ellos están juntos desde hace mucho -Explicó-. Incluso desde antes de que Leo los encontrará y según me contó Taty, han pasado por muchas cosas juntos y por eso se cuidan tanto.

-Creo que es algo lindo, ¿sabes? -Pregunté-. El tener a alguien que se preocupe por ti.

Todos tenemos esa sensación. Ese vacío en el pecho desde el momento en que perdemos a nuestros padres. Es un sentimiento que te devora de apoco y que cualquier persona que pierde a un padre debe conocer, sin embargo en nuestro caso, ésta venía acompañada con una intensidad aún mayor, acrecentada por la idea de ser el último de tu especie. Una soledad que solo se cicatriza por la existencia de otro ser humano.

Observé a Ara y sujeté su mano, entrelazando nuestros dedos.

-Por suerte para mí, tú me encontraste -Afirmé-. Hiciste desaparecer todas mis dudas y temores. Asi que yo haré todo lo posible para desaparecer las tuyas.

La pelinegra me observó con una sonrisa en su rostro acompañada de un rubor, se acercó hacia mí y juntamos nuestros labios en un beso.

«No me canso de probarlos...».

Después de unos instantes, decidimos seguir nuestro camino junto a Cometa, las respuestas estaban cerca.

Leo

-Oye, superdotado -Exclamó, Taty, aún estaba molesta-. ¿Crees que encontremos respuestas aquí?.

-Creo que si... no. Estoy seguro, hay algo en este lugar y eso nos dará las respuestas -Comenté, mientras nos adentramos por uno de los pasillo.

Rack. Crack. Rack. Crack.

-¿Escuchas eso, Leo? -Preguntó, inquieta.

-Si, es como si algo estuviera arañando el suelo más adelante. Desenfunda tu arma -Susurre.

La chica acató mi orden. Nos adentramos aún más en el pasillo con mucho sigilo y usamos las linternas para encontrar el origen del ruido.

Pronto unos pares de ojos resplandecientes hicieron acto de presencia en la oscuridad. «Esos son muchos ojos para ser de un animal común». Luego la criatura emitió una risa irritante y divertida.

-¿Qué mierdas es eso? -Exclamé, empuñando el arma y sin pensarlo dos veces jale el gatillo del arma.

Los destellos que emitían las balas iluminaban el lugar por leves segundos. Segundos que fueron suficientes para notar a la monstruosidad oculta en el pasillo. Era muy similar a un lobo, pero mucho más grande. Estaba cubierto por una sustancia negra y su fétido olor se entendía por el lugar.

-Leo. ¿Qué es esa cosa? -Masculló, temblorosa.

«¿Cómo quieres que responda a eso?.» No sabía que cosa era con exactitud. Aunque por su aspecto se asemeja a la criatura que Ara me comentado antes. «Pero no está para nada muerto». Por primera vez en mi vida mi corazón latía con fuerza. Estaba nervioso y para nada me encontraba en calma, aunque mi rostro expresaba lo contrario. «Es una abominación». La bestia emitió un chillido gutural por el impacto de las balas y con frenesí embistió hacia nosotros.

-¡Taty, Dispara! -Grité.

La chica no lograba acertarle ni un solo disparo. Estaba tiritando del miedo, haciendo difícil que pudiera apuntarle de manera correcta.

-¡Mierda! -Solté, me había quedado sin balas-. ¡Vamonos de aquí!.

El monstruo se encontraba a cinco metros de nosotros. Intenté correr, pero me detuve en corto al ver a Taty aún de pie. Estaba paralizada por el miedo y la bestia se acercó a ella alzando sus garras al aire, la destrozaría, dejando solo fragmentos de su cuerpo sobre el suelo, acompañados por un color carmesí. No voy a dejar eso le pase e ella. Le había dicho que ya no estaría sola y aunque no pueda expresarme como quiero cuando estoy con ella, la estimo demasiado, así que no dejare que cualquier mierda salida de una alcantarilla, venga a llevarse lo que amo. «Yo voy a protegerla».

Mi nerviosismo desapareció. Gracias a la Taquipsiquia pude pensar en como reaccionar, de manera eficiente y rápida. Me desplacé con rapidez hasta quedar frente a Taty. Le arrebaté el arma con mi mano derecha y empuñe mi navaja con la izquierda. Detuve el zarpazo de la bestia, atravesando su pata con la navaja y la presión del impacto salpicó de sangre la pared del pasillo. Luego continúe con mi ataque y proseguí a dispararle, haciendo un recorrido desde su estómago hasta el craneo, finalizando tras vaciar el cargador «Lo logré. Logré proteger lo que me importa».

-¡Leo, cuidado! -La voz de Taty, resonó tras de mi.

Algo que se avecinaba y al notarlo ya era demasiado tarde. Estaba muy cerca, incluso con la ayuda de mi síndrome, solo podía recibir el golpe.

Continuara...

N/A: Me enfriaron al Leo.

El Cielo Es Mejor Con Cuerpos Celestes. [Sempiterno #1]Where stories live. Discover now