Epilogo:

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Hacía un excelente día. El cielo despejado de nubes, con el sol reluciente en lo más alto pero al mismo tiempo la brisa refrescando a los pobres mortales sobre la tierra. Un día en el que se respiraba la felicidad y por primera vez Ginny pudo sentirse igual, recorriendo el camino hacia el Campo de los Héroes.

Se detuvo unos instantes a observar a los estudiantes paseando por los jardines y el Lago Negro. Sus risas eran melodiosas y la forma en la que seguían disfrutando de su infancia y su adolescencia, le hacía entender que no todas las cosas eran malas en el mundo. No, en realidad habían muchas cosas buenas en SU mundo y le gustaba pensar en ello.

Entró al Campo de los Héroes y resultó extraño no sentirse partícipe de la melancolía y la tristeza del ambiente, el cual se concentraba pesado en aquel terreno. Ginny, en realidad, ya no podía sentir tanta tristeza como antes. No formaba demasiado parte de su repertorio de emociones al día, ¿cómo podía serlo? Si estaba viviendo una vida que jamás imaginó pero que adoraba tener.

Se tomó unos segundos de su tiempo en la tumba de Tonks y Remus, agradeciéndoles en voz baja por haber traído al mundo un ser tan puro y hermoso como Teddy Lupin, su hijo. Luego, se encaminó hacia la verdadera tumba que quería visitar, la de sus padres. Molly y Arthur Weasley, dos de los magos más valientes que había conocido.

En anteriores visitas siempre pensaba en lo que pudo haber ocurrido, en cómo ella debió estar en la batalla y cómo debió protegerlos. Tal vez podría haber recibido la pared encima, en lugar de su padre, o haber recibido esa maldición asesina por parte de Bellatrix, en vez de su madre. Pero ahora, las cosas habían cambiado. Ginny sabía que no podía regresar el tiempo. Sus padres se habían ido y pese a que eso aun formaba un nudo en su garganta, sabía cómo lidiar con él.

Pensando en recuerdos felices con sus padres: Los desayunos deliciosos de su madre —que ya estaba aprendiendo a preparar gracias a Fleur—, las largas y tendidas conversaciones sobre objetos muggles con su padre, las compras en el Callejón Diagon que siempre terminaban en una divertida discusión entre los dos sobre lo que querían llevar y lo que no, las sonrisas, los abrazos y conversaciones que compartieron. ¿Por qué recordar las cosas tristes de las personas que se fueron? Ya es suficiente con saber que se habían ido y jamás regresarían. ¿Por qué no rememorar los recuerdos felices?

Ginny había aprendido tanto en tan poco tiempo. Lo anterior es un ejemplo, pero también que a veces las buenas personas no lo son en realidad; o que las malas tienen sus mejores momentos; que la sangre no necesariamente te hace familia sino las vivencias y el trato con la otra persona... Que la felicidad se puede lograr pese a tantas dificultades; que jamás debes rendirte y que para conseguir un objetivo hay que saber luchar por ello.

La ambición tampoco era mala del todo. No, lo había aprendido muy bien.

Sin poder evitarlo, sonrió y después de acomodar unas cuantas flores que Hagrid con mucho cariño había plantado, soltó un pesado suspiro. No de tristeza o de preocupación, sino de dicha y felicidad.

—Hola, mamá y papá. Tengo mucho tiempo sin venir, lo sé, pero he estado muy ocupada. —Ginny levantó su mano derecha, dejando ver dos relucientes anillos juntos—. Me he casado con Harry. Sé que les hubiera gustado estar aquí y que papá querría haberme entregado en el altar. Siempre bromeábamos sobre eso, pero las circunstancias no me lo permitieron y de todas formas me sentí bien siendo entregada por Bill. Estos han sido los meses más locos y bonitos de mi vida. En resumidas cuentas, sé que les gustaría saber que soy feliz. Puede decirse que soy la mujer mas feliz del mundo mágico y muggle.

»Tengo una verdadera familia, amigos que me quieren, un esposo y un hijo hermoso que también les hubiera agradado. Aunque, solo es el inicio de muchos días de felicidad. Algo me dice que sí, que es mi oportunidad de vivir una vida plena. Acabaré el entrenamiento de aurores, me graduaré con la mejor puntuación y... Bueno, eso será para después, porque en un rato tengo que partir a mi Luna de Miel. Solo aparté este tiempo para venir a despedirme, por así decirlo.

Su Debilidad [Harry y Ginny]Where stories live. Discover now