QUINCE

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—Escuchen bien, amigos. Aba no es una simple humana. Ella es la hija de un demonio mucho más poderoso que nosotros.

— ¿Qué estás diciendo? ¿Cómo es posible que ella sea un ser sobrenatural?

— Es verdad. Hace tiempo, su madre hizo un pacto con mi señor. A cambio de riquezas y poder, ella aceptó dar a luz a un niño que sería entregado a mi señor. Ese niño es Aba.

— ¿Qué? ¿Y por qué no nos dijiste esto antes?—preguntó Steven serio.

—Porque no era necesario. Pero ahora, mi señor ha ordenado que busquemos a Aba y a su hijo, Nathaniel. Él cree que Nathaniel es la clave para ganar la guerra contra los ángeles.

—Entonces, ¿qué vamos a hacer?—preguntó Georgia con malhumor.

—Tenemos que encontrarlos antes que los ángeles. Y si es necesario, usar a Aba como cebo para atraer a Nathaniel—aclaró Hank.

— Eso es una locura. No podemos hacerle daño a Aba ni a su hijo—respondió Agnes de mala manera.

—No estamos aquí para ser amables, Agnes. Estamos aquí para ganar la guerra. Y si eso significa sacrificar a Aba y su hijo, así será...—aclaró Hank sin ningún brillo en sus ojos.

—¡Esto es una tontería! Aba es humana, no hay manera de que sea un ser sobrenatural...—se escudó Steven.

— Tal vez se están pasando, ¿no creen? El descontrol está traspasando la ciudad, y ahora Internet ha caído. Probablemente la electricidad mundial también...—argumentó con prudencia Georgia.

— ¡No, no están entendiendo! Aba es especial, su hijo es la clave para la victoria en esta guerra. Tenemos que encontrarlos y capturar al niño—soltó poco después Agnes.

— No puedo creer que esté escuchando esto. ¿Des de cuando nos hemos convertido en parte de la historia? Somos demonios, perseguimos a la gente, sin más. No queremos ser malos ni buenos. Es lo que toca.

—Steven tiene razón. Debemos calmarnos y pensar en una solución que no involucre más violencia—soltó Georgia con desgana.

— No hay tiempo para eso. Los ángeles están aquí y van a venir por el niño. Debemos actuar ahora—se jactó Agnes.

— Escuchen bien, la hija de ese demonio es la clave para nuestra victoria. Debemos hacer lo que sea necesario para obtenerla—soltó Hank con una sonrisa.

— ¿Cómo sabes que ella es la clave?—argumentó con desgana Georgia.

—Porque tengo información privilegiada, y lo que les digo es la verdad...—señaló con poco humor.

—Eso es una tontería. Aba es una humana, nada más—repitió Steven con malhumor.

—Escuchen, hermanos, debemos trabajar juntos en esto. La victoria está a nuestro alcance si seguimos mis órdenes...—soltó Hank.

—No sé, Hank. Los demonios no trabajamos en equipo, siempre nos peleamos entre nosotros. No hay bien común.

—Exactamente, nunca hemos trabajado juntos antes. Ya es hora...¿Después de todo qué es más egoísta que el bien común?—añadió Agnes con una sonrisa ladina.

—Creo que deberíamos tomar un momento para pensar en esto antes de tomar cualquier decisión precipitada—intentó calmar la tensión Georgia.

— No hay tiempo para pensar. Los ángeles ya están aquí, y tenemos que actuar rápido si queremos ganar esta guerra...—aclaró Hank.

— Supongo que tienes razón. Vamos a hacer lo que sea necesario para ganar—le siguió Agnes.

— Está bien, trabajaremos juntos. Pero si descubrimos que nos estás mintiendo, pagarás por ello...—soltó Steven entre dientes.

— Estoy de acuerdo. Pero por ahora, tenemos que centrarnos en obtener a la hija de ese demonio...—respondió Georgia intentando calmar a Steven.

(***)

Aba se siente abrumada al experimentar una fuerte conexión con su hijo Nathaniel y al mismo tiempo, una energía poderosa empieza a emanar de su cuerpo. De repente, siente que su mente se aclara y su visión se vuelve más clara y aguda. Se da cuenta de que sus habilidades como nephilim se han desbloqueado, dándole la capacidad de percibir cosas que antes no podía, como la presencia de otros seres sobrenaturales en su entorno.

Se siente profundamente perdida y confundida, sin saber cómo controlar estos nuevos poderes. Pero al mismo tiempo, siente una fuerza y una determinación que nunca antes había sentido, una especie de propósito en su vida que ahora empieza a comprender.

Mientras tanto, los demonios siguen causando estragos en la ciudad y los ángeles se preparan para enfrentarlos. Aba sabe que debe unirse a la lucha y usar sus habilidades para ayudar en la batalla contra el mal.

— Aba, necesitamos hablar—soltó Ilay con una sonrisa.

— ¿Qué pasa, Ilay?—sonó Aba preocupada.

—Nada malo. Tranquila. Creo que necesitas saber la verdad. Tu madre no era humana, era un ángel. Y tu padre es Amodeo, un poderoso demonio del infierno...—añadió ahora con más seriedad.

—¿Qué? ¿Estás diciendo que soy un nephilim?—preguntó con horror.

—Sí, Aba. Eres un ser sobrenatural. Y Nathaniel también lo es. Es por eso que has estado sintiéndote mareada, tus poderes de nephilim se están desbloqueando...Por alguna razón el decreto ha sido asi, todos estos años viviste en calma hasta ahora—se encogió de hombros sin entender.

—No puedo creerlo... ¿y cómo es que tú sabes todo esto?—preguntó.

—Porque soy un ángel, Aba. Tu ángel. Mi deber es protegerte y ayudarte en todo lo que necesites. Y ahora más que nunca, debemos unirnos y proteger a Nathaniel de los demonios que quieren hacerle daño y a ti de tu padre...—añadió con severidad esa última parte.

— Entonces, ¿qué hacemos ahora?—inquirió ella sin entender muy bien la situación.

—Primero, debemos asegurarnos de que Nathaniel esté a salvo. Luego, debemos contactar a los ángeles para que nos ayuden en esta batalla contra los demonios. Juntos, podemos vencerlos y proteger a la humanidad de su malvado plan.

Poco después la habitación de hospital es brutalmente saqueada.

El ataque al hospital es devastador.

Los demonios irrumpen por las ventanas y puertas, dejando un rastro de destrucción a su paso.

Los pacientes gritan y lloran, tratando de huir, mientras los médicos y enfermeras luchan por protegerlos. La electricidad comienza a fallar, las luces parpadean y los monitores de las habitaciones se apagan.

En las calles, la escena es aún más caótica. Coches abandonados y en llamas bloquean el tráfico, mientras los ciudadanos corren en todas direcciones tratando de escapar de la violencia demoníaca. Los gritos de los heridos y los sonidos de la destrucción llenan el aire, creando una cacofonía aterradora.

En todo el mundo, la situación es igualmente catastrófica. Los informes de los medios de comunicación informan de apagones masivos, desastres naturales y violencia desenfrenada en todas partes. La gente comienza a temer que el fin del mundo esté cerca.

Es el apocalipsis.

Hechos de fuego y luzUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum