Dulce

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Dulce.

El dulce es el sabor favorito del rubio.
El dulce es el sabor que menos le gusta al ruso, eso ocasionó una mueca  de disgusto en el rostro del platinado que veía comer a su pareja a grandes bocados tres pancakes llenos de miel y chocolate.

- Te dolerá el estómago de tanto dulce, Gus - le dió un sorbo a su amargo café, tan diferente a la malteada de fresa con espumilla de su prometido.

- Al menos, saber que fue por comerme semejante manjar - hablo con una sonrisa pícara haciendo sonrojar al mayor.

- P-pero... Termina eso anda, tenemos que tomar el vuelo a tiempo - hablo con nerviosismo y se dispuso a terminar su desayuno.

- Que estamos ya en el aeropuerto, relájate un poco cariño - dió un último bocado a sus queridos pancakes y tomo su malteada en manos.

- Paguemos esto y vámonos que tenemos que hacer el papeleo aún - hablo cuando miro los vasos y platos ya vacíos.

Pagaron la cuenta y tomados de las manos caminaron hacia un puesto de peluches y varios recuerdos, esperando el primer llamado a su vuelo.

💍💍

Habían llegado.

Al fin habían llegado y Gustabo estaba realmente emocionado por conocer esa caótica ciudad. Los Santos era su ciudad natal por nacimiento, sin embargo vivía en Rusia desde los 8 años y aprendió ruso gracias a su hermano que lo sabía por su trabajo.

El rubio conocía algunos lugares claves de aquella ciudad, es de esperarse pues vivió en la calle, pero no la conocía al 100% y quería explorar cada rincón de Los Santos. Tomo con emoción la mano que le ofrecía su pareja al bajar del avión y caminaron lejos de la pista de aterrizaje.

Luego de una hora terminaron todos los papeleos necesarios y salieron del aeropuerto. Estaban listos para tomar un taxi cuando un auto se detuvo enfrente de ellos. Volkov sonrió cuando supo de quién se trataba.

- Perdonadme la tardanza. Las cosas se pusieron un poco movidas en un atraco - hablo un pelinegro luego de que la ventanilla del auto bajase por completo - Un gusto, Jack Conway.

- ¡Ostias! No esperaba conocer al jefe de mi prometido tan pronto. El gusto es mío, Gustabo García - le correspondío el saludo con una sonrisa radiante.

- No sabía que vendría a por nosotros, Conway - el mencionado se encogió  de hombros restándole importancia.

- Vamos, subid nenas. ¿O prefieren quedarse parados ahí todo el puto día? - Volkov abrió la puerta de atrás para que su pareja pudiera subir y la cerro cuando ya estaba dentro. Monto las maletas en la parte trasera del auto y se subió de copiloto.

- Lamento las molestias que les estamos ocasionando, súper - Gustabo fue quien rompió aquel silencio que reinaba en el coche.

- Que molestias ni que nada. Esto lo hacemos porque nos alegra que este ser tenga alguien con quien compartir su día a día. ¡Vaya! Si hasta yo estoy emocionado por vuestra historia de amor, esque sigo flipando porque no entiendo cómo este hombre tan serio y frío está con alguien que es todo lo contrario - se burló un poco de su mejor amigo.

- Me ofende, Conway - hablo un indignado Volkov.

- Pues, cosas que pasan - sonrió el rubio hacia su pareja con alegría, alegría que fue correspondida.

-  En tu departamento nos espera Michelle, quiere conocer personalmente a tu prometido y felicitarlos - encendió en coche y emprendió camino al departamento del ruso.

Llegaron al departamento y cada uno subía una o dos maletas. Volkov abrió el departamento y se adentraron a este con entusiasmo. Una  mujer pelirroja estaba sentada en uno de los sofás de aquella sala.

- ¡Por fin! Es muy molesto estar esperando - se levantó de un salto del sofá y se acercó a los recién llegados. Miro al rubio, inspeccionandolo - Un gusto soy Michelle Evans. Es un placer conocer al ser que descongelo tal corazón de hielo.

- Un gusto Michelle, soy Gustabo García - sonrió y extendió su mano hacia la mujer siendo tomada casi al instante.

- Próximamente García de Volkov - hablo sin ocultar su emoción el más alto de todos los presentes.

- ¿Qué hechizo le echaste a este? Esque ahora hasta esta de parlanchín - hablo Conway, Volkov bufo fastidiado.

- ¿Qué te puedo decir? Nadie sobrevive a mis encantos - sonrió coqueteo hacia su prometido que se puso nervioso al ver el rostro del rubio muy cerca del suyo.

- Vamos a desempacar, tenemos mucho que hacer - se apresuró a caminar hacia su habitación dejando a los demás presentes con una sonrisa burlona en sus rostros.

Обручальное кольцоWhere stories live. Discover now