37 ⫸ ¿Qué pasa después de la muerte?

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Escuchaba el mar. No el mismo sonido que en la playa de Sicilia, donde Paula me había clavado un puñal, era distinto, suave. Estaba de vuelta. No podía abrir los ojos, pero lo sabía, lo podía sentir. La cama bajo mi cuerpo era cómoda, idéntica al sofá de Shinavi.

Estoy de vuelta. Todo salió bien. Estoy de vuelta.

—Dakota.

El llamado de una voz masculina me hizo abrir los ojos. No estaba con Shinavi, ni en su oficina o con el mar cerca. Lo que escuchaba era una grabación de olas saliendo del televisor en una esquina de la habitación y las sábanas cómodas no eran más que una cama de hospital.

—¿De nuevo? —mascullé—. Me cago en mis muertos. ¿Cuándo voy a salir de este puto libro de una vez por todas?

—¿Dakota?

Alcé la vista para dar con un pálido Skyler al pie de mi cama.

La cagué.

Tenía la cara golpeada y una venda en la pierna, por lo demás lucía bien. A mí me dolía todo el cuerpo, en especial la herida que no estaba curada.

—Mierda —mascullé—. He estado a punto de morir más de diez veces. La vida de los protagonistas es una mierda.

—Estás bajo los efectos de calmantes —explicó él—. Es normal si sientes mareo, debilidad o no entiendes dónde estamos.

—Sé donde estamos —me lamenté—. Ese es el problema, que no quiero estar aquí.

Se quedó en silencio y el enojo se me pasó en un abrir y cerrar de ojos. Tomé aire hasta que me dolieron los pulmones y la herida. Solté lentamente y me dejé recordar cada pequeño detalle... de nuevo.

Estaba agotada de lo mismo, pero cuando volví a encontrarme con esos ojos grises, el corazón se me encogió.

—¿Es cierto todo lo que dijiste? —Se acercó cojeando—. A Paula, sobre un libro, lo que dijiste ahora mismo.

Trató de disimular el dolor en su voz cuando estuvo junto a mí y se apoyó en la cama para mantenerse en pie. A nuestro lado, había una ventana de cristal que llegaba desde el piso hasta el techo y dejaba entrar la luz natural del amanecer. Empeoraba su aspecto si la iluminación era tan buena, yo no debía verme mejor.

—¿Cuántos días llevo aquí?

—Cinco, pero no evites mi pregunta.

No podía engañarlo.

—¿Es relevante que lo responda? ¿Hay una diferencia entre un libro y varios universos? —La había, pero no tenía sentido hablarlo—. No creo que eso cambie nada, no ahora.

Lo pensó por un segundo y asintió. Jugueteó con un mechón de mi pelo y le dio vueltas entre sus dedos.

—¿Cómo te sientes?

—De asco —confesé—. ¿Tú?

—Me duele la pierna, pero lo demás no es nada.

Me enderecé de golpe y tuve que aguantarme las costillas por el dolor.

—Puedes moverte, pero no rápido —advirtió.

—Tu pierna. Ella te disparó.

—Solo me rozó —dijo—. Fingí que era más grave para ganar tiempo.

Suspiré y el alivió inundó mi cuerpo.

—¿Mario?

—Bien. Con un hombro dislocado y un brazo en cabestrillo, pero bien. Se puede mover más que tú y que yo.

Mi crush literario © [LIBRO 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora