2. Madre

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Yae Miko se apoyaba sobre una pared frente a la puerta de la habitación de su arconte.

Dentro del cuarto se escuchaba cierto ruido acompañado de palabras que la miko no pudo reconocer, en el interior de aquel cuarto se encontraba Raiden Ei junto a una pequeña marioneta.

Aquella marioneta era el prototipo planeado por la pelimorada, un prototipo de un chico joven de estatura media, ojos en un tono entre azul y morado y con un cabello idéntico al suyo, siendo largo y morado oscuro.

La marioneta estaba vestida con unas telas blancas de una apariencia muy cara y un velo oscuro sobre la cabeza.

—Miko — habló Ei desde dentro de la habitación, despertando la curiosidad de la mencionada— Miko, lo conseguí.

La pelirosa entró al cuarto, encontrándose con la alegre mirada de Ei, junto con un adolescente casi idéntico a la arconte.

La mujer le explicó a la Miko sobre su marioneta. Ella había descubierto cómo crear vida, y usaría a aquel chico como ejemplo para su siguiente marioneta, la cual usaría para tomar su imagen de arconte y liderar Inazuma.

El único inconveniente era que aquel prototipo era demasiado humano.

Unos días después de la creación de aquel prototipo, y luego de unas observaciones, ambas mujeres concluyeron en que, a pesar de ser una marioneta, el chico tenía sentimientos humanos, cosa que a la más mayor puso en un dilema.

Ei sentía cierto aprecio por la pequeña marioneta, no podía solo desecharla o quitarle la vida.

“Madre, te hice una corona de flores muy lindas”

Ella se había encariñado con él.
El la veía como su madre, y en cierto punto, Ei lo veía a él como su hijo.

“Madre, ¿podrías trenzar mi cabello como el tuyo?”

La suave voz y cariño con el que le trataba aquel niño hacía que ella sintiera emociones que no podía describir, pero solo sabía que eran positivas.

“Madre, la Kitsune pelirosa del santuario me da miedo...”

Emociones positivas que podrían intervenir en su camino a la eternidad.

“Madre, te compré unos dulces”

Podría haber usado aquel prototipo como marioneta principal, o para ayudar a la futura marioneta a la cabeza de Inazuma, pero él tenía sentimientos.

“M-Madre...tuve una pesadilla”

Sentimientos que podían intervenir En su deseo de la eternidad.

“Madre, te agradezco este regalo,¡es una pluma preciosa! ¡La llevaré siempre!”

Sentimientos que lo volvían débil. Vulnerable.
Y en un puesto tan peligroso como el de arconte, estos “defectos” podían costarle la vida.

Ella no iba a permitir eso otra vez. No después de lo ocurrido con Makoto.

—¿Liberarlo? — Cuestionó la Miko, centrando su mirada en la pelimorada frente a ella.

—Así es, tiene sentimientos, no es lo que busco en una marioneta

—¿Hm?~ ¿y porque no simplemente quitarle la vida? — Yae ya conocía la respuesta, mas disfrutaba recordarle a la mayor que ella estaba dispuesta a asesinar a aquel prototipo.

—...No pienso poner un dedo en contra del objeto de mi creación— Ei se giró, observando por la ventana a las afueras de Inazuma— Dejaré que viva su propia vida, no deseo tener control sobre él.

—Si tú lo dices...

[...]

“Para ella, asesinarme no era una opción, pero si lo era el abandonarme solo por tener sentimientos. Ambas opciones duelen lo mismo. Que hipócrita”

“Mirando el lado positivo, Trotamundos, ella aún sentía aprecio por tí”

“Me da igual. Eres pésima en esto”

“Entonces es una oportunidad para mejorar en ello”

“...”

«Historias de un Kabukimono»Where stories live. Discover now