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El sol ya salía, eran las ocho de la mañana en punto. Hoy era día de cosecha y sabía que era una día difícil para James; mi mejor amigo, su padre, mi "tío" Cook era el único vencedor de nuestro distrito, por lo tanto en estas fechas tenía que marcharse con los tributos de cada año, y él quedaba solo, así que mi padre y yo lo recibíamos en nuestra casa, que no era tan grande como una de los vencedores, pero a él no le importaba.
El agua de la tetera empezó a hervir y el pitido de ella llegó rápidamente a mis oídos, fui a buscar la tetera colocándola sobre la mesa que estaba puesta para dos y luego me dirigí a la habitación de mi padre. Un par de toques en la puerta fueron suficientes para que me dijiera que salía en un momento, así que fui a esperarlo en la mesa.
— Buenos días, pequeña.— Saludo mi padre.
— Buenos días, pa.— Lo invité a tomar asiento y él accedió de inmediato.
— ¿Por qué te levantaste tan temprano?— Preguntó adormilado.
— James vendrá en un rato, queremos pasear antes de que empiece la cosecha.— Mi padre se endureció al escuchar mis palabras. — ¿Cuántas veces esta tu nombre hoy?
— ¿Quién lleva la cuenta?— Preguntó evitando el tema.
— El mío 20.— Seguí hablando, sé que era un tema que a él no le gustaba, pero sentía la necesidad de hablarlo.
— Luego de la cosecha debo ir al taller para completar unos circuitos que están en proceso, volveré tarde, pero no quiero encontrarme con alguna sorpresa de James y tú.— Habló poniéndose de pie. El siempre tenía la seguridad de que mi nombre no saldría. Sabía que no queria hablar más de eso así que le seguí el tema.
— La única sorpresa que puedes esperar es el pan quemado porque James aún no aprende a tostarlo.— Mencioné recordando las mil veces que James arruinó nuestra cena.
— Y es la única que acepto, el duerme en el sillón, tú en tu habitación.— Dijo firme.
— ¡Papá!— Reclamé.
Mi padre rio, siempre decía esa clase de comentarios para burlarse de mí, e incluso a veces lo hacía frente a James, él sabe que lo odio por eso.
— Solo te recuerdo.— Mencionó mientras se colocaba su poleron y dejaba un castro beso en mi cabeza. — Te amo. Te veré luego.
— Igual yo.— Respondí viéndolo salir de casa.
Me puse a limpiar la mesa e intentar dejar la habitación de mi padre ordenada, dijo que llegaría tarde y lo más probable es que cansado, mi padre era analista de sistemas y trabajaba mucho ya que en el distrito la energía no iba tan bien debido a que toda la energía debía ir al Capitolio, así que me gusta ayudarlo de alguna forma.
Luego de tener todo listo golpearon la puerta, supe que James ya estaba aquí.
Gracias al reloj podía saber que eran las 8:30am aún había tiempo para pasear, la cosecha era a las 10, así que estaríamos en paz un tiempo.
