Las personas que hacen el mal, tienen en conocimiento de que ese mal que hacen nunca les regresará y a decir verdad no creo en el karma, creo en que si me la hacen, me la pagan.
—Lucas Ward.
Que Dios me acompañe en esta larga prueba que tengo.
Ámbar es como la mierda de perro que pisas al mediodía solo por no mirar donde caminas y al referirme de esta forma, me refiero a que por más que le dije que se alejara de mi y que no la iba a ayudar, terminé haciéndolo solo por su maldita insistencia.
¡Qué mujer más necia, carajo!
Mientras manejo de vuelta a casa, no dejo de echarle un vistazo cada vez que puedo. Al parecer está nerviosa, no despega la mirada de la ventana, además de que tiene la frente presionandola.
—¿En que piensas tanto? Si es en una estupidez dime desde ahora para bajarte aquí mismo —Tengo por entendido que estoy siendo un hijo de puta con ella, pero se lo merece.
Ella deja de mirar la ventana y pone su atención en mi.
—No. No estoy pensando en hacer una estupidez. —ella baja la cabeza de un momento a otro.—. Solo quiero paz y espero poder obtenerla después de todo.
Cuando ella dice estás palabras, inconscientemente reformulo su frase.
—No puedes pedir algo que no te mereces. La paz llegará a ti, cuando en verdad estés arrepentida por todo lo que hiciste. —por un momento dejo de mirar hacia el volante y dirijo mi vista hacia ella.—. Espero que sea pronto eso.
Vuelvo mi vista hacia la carretera de inmediato. El tenerla a ella a mi lado me da una sensación de incomodidad. No es para nada cómodo tener a mi ex novia a mi lado después de lo que me hizo.
Después de haber dicho lo que dije, ella jamás volvió a decir una palabras. Mantiene su rostro mirando por los cristales, evitando que nuestras miradas se crucen. Por el retrovisor observo que mi hija esté bien y la encuentro dormida. Luego de mirarla, me concentro en llegar a casa lo más rápido posible.
YOU ARE READING
OBSESIÓN MORTAL
RomanceMiedo. Terror. Eso es todo lo que sentimos cuando un psicópata y asesino está detrás de ti, queriendo acabar con tu vida. Esta vez las sábanas no nos pueden servir de escudo a lo que tememos. O enfrentas al enemigo o sales huyendo y ella prefirió co...