CAPÍTULO SEIS

20 4 1
                                    


Dylan estaba tan exaltado con su descubrimiento que tan pronto como lo notó, llamó a Darek sin reparar en la hora.

— ¿Qué dices?

— ¡Creo que la marca se está esfumando!

— ¿Podrías explicarme un poco más eso? —Dylan asintió con efusividad, aunque Darek no podía verlo. — ¿Entonces?

— ¡Mi aroma está volviendo! —No hubo respuesta alguna. Dylan continuó: —Yo… ya no tenía mi olor. Olía diferente… olía marcado… tú olor estaba combinado con el mío así que estaba usando feromonas artificiales, ya sabes… pero hoy me di cuenta que ¡mi olor volvió!

— ¿Y eso es posible?

—Honestamente no lo sé, pero está pasando. —Se escuchó un resoplido y el ceño de Dylan se frunció. — ¿No me crees?

—Te creo.

—No te escucho muy convencido. —Darek ahora suspiró.

–Sí te creo… pero dudo un poco que eso signifique que el vínculo se está rompiendo de la nada… ¿Así sin más?

–Bueno… sí, pero… debe ser una señal, ¿no crees?

––Honestamente no lo sé… pero de cualquier forma, agendé una nueva cita con el doctor Lee.

—Creí que estabas lo suficientemente molesto con el pobre hombre la última vez.

—Es un experto en el tema. Creo que él más que nadie podría ayudarnos.

—-Podríamos buscar a otro médico si es más cómodo para ti.

—Sólo tuve un vergonzoso arrebato con él que puedo solucionar. Además, él es el mejor doctor especializado en omegas del país.

— ¿Cuándo iremos?

—El miércoles por la mañana. ¿Está bien para ti?

—Sí, te veré en el hospital.

—De acuerdo. —Y colgó sin más qué decir.

Dylan miró su celular con el ceño fruncido por la falta de modales de Darek, pero no se concentró mucho en ello porque su esperanza por cortar ese enlace sin necesidad de la mortal cirugía lo tenía de mejor humor. De pronto, podía ver la luz al final del camino y eso era algo que le daba nueva esperanza.

Siendo sinceros, Dylan no había notado su aroma hasta que Hanna lo hizo. Podrá sonar ilógico, pero ciertamente nunca fue una persona consciente de su aroma. Aunque era un omega y por tanto su aroma era más escandaloso que las personas a su alrededor, aunque no probablemente tanto como el de los alfas, su aroma nunca fue tan interesante o atractivo como el de otros omega, así que nunca le prestó atención. Luego, cuando pasó lo del emparejamiento con Darek, estuvo tan preocupado por cubrir su olor y marca que cada día usó esas estúpidamente caras feromonas artificiales. Sin embargo, ya que ese día no salió, luego de su ducha nocturna se fue directo al sofá sin ninguna loción encima y se echó junto a Hanna a mirar la televisión y sí, fue ella quien lo notó primero.

—Extrañaba tu olor… no sé por qué ahora usas ese feo perfume. Hueles mejor como tú tío Dy.

Dylan se olfateó a sí mismo; primero su ropa limpia y luego debajo de su playera y en efecto, ahí estaba de nuevo su aroma. Era muy tenue, tan suave como nunca había sido que apenas era perceptible pero ahí estaba. Dylan se había emocionado tanto por ese hecho que saltó del sofá y rápidamente llamó a Darek sin detener a pensar en las posibilidades, demasiado emocionado de empezar a oler a  él mismo otra vez.

Y bueno, ciertamente, estaba ansioso por escuchar buenas noticias de un profesional.

Volviendo con Hanna, se sentó a su lado a seguir mirando la televisión, dejando que Hanna se acomodará a lado, recargando su cabeza en su brazo cuando el sueño comenzó a abordarla.

La marca del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora