018. talent or just a nice face?

Comenzar desde el principio
                                    

Al menos, así era como yo me sentía, y Britta lo sabia: por eso, temía estos días más que yo a mi madre cuando suspendía un examen.

Había muchos otros que trataban de acaparar la máxima atención posible, ganándose así el cariño del público fuera del deporte. Rosberg era el claro ejemplo de ello, y me resultaba enfermizo que justo fuera él, un persona con dos caras completamente distintas. Ahora, unos pasos por detrás nuestra, vi cómo hablaba animadamente con unos cuantos de periodistas mientras firmaba alguna que otra gorra o fotografía de los aficionados que se le iban acercando.

Si la gente supiera lo que había detrás de toda esa fachada de perfección, o prestaran el mínimo de atención a alguna de sus declaraciones, sus opiniones serían completamente diferentes.

Mientras un incesante odio a Britney se desataba en mis pensamientos, mi relaciones públicas seguía comentándome, como acostumbraba a hacer cada vez que teníamos alguna aparición ante los medios, qué es lo que podrían preguntarme y, especialmente, qué es lo que debería contestar.

Sin embargo, ese día hubo algo distinto en su discurso que me llamó la atención:

—He decidido que algunos temas de conversación se veten.

Su voz sonaba tranquila pero, al mismo tiempo, parecía estar llena de preocupación. En otra ocasión podía haberme hecho una idea de que algo como eso ocurriera, pero me tomó, de alguna manera, completamente por sorpresa. Detuve mis pasos, dejando que la mujer siguiera andando hasta que, cuando se dio cuenta de que no estaba a su lado, se paró.

—¿Cómo que has vetado algunos temas de conversación? —pregunté, totalmente desconcertado, todavía a una distancia de ella—. ¿Estás de coña, verdad?

—No, Sebastian: hay ciertas cuestiones que creo que no tienen cabida, y más en el día de hoy.

—¿Cuáles son las preguntas que están vetadas? ¿Son sobre Di? —insistí, siguiendo mi instinto—. ¿Es ella, verdad? ¿Ha pasado algo?

Antes de responderme, vaciló un poco. Que bajara la cabeza para concentrarse en la libreta donde tenía sus notas, concretamente en un a página que estaba vacía, fue la única respuesta que necesité para saber que llevaba razón.

—Es mejor que no entre en detalles, Sebastian —terminó por decir—. Tú solo limítate a no responder nada sobre tu vida personal.

—Britta...

—De verdad, Seb, sé que tienes interés en todo esto, pero creo que lo mejor es que no sepas nada para que no te hagas más mala sangre.

¿Mala sangre?

—Está bien, entendido —acabé respondiendo, aunque mi mente no paraba de elucubrar y darle vueltas a los términos vetar, vida personal y mala sangre.

Mis nervios comenzaron a aumentar conforme nos acercamos al recinto. En cuanto vi a todos los periodistas, acompañados de sus cámaras, agolpados de manera agobiante sobre la puerta de entrada, Britta se puso delante mía y comenzó a hacer hueco para que nos permitieran pasar; también, fui consciente de que era una forma de protegerme en el momento en que comencé a escuchar el bombardeo de preguntas que empezaron a gritarme.

—Sebastian, ¡dinos si son ciertos los rumores de tu relación con Diana! ¿Tenéis problemas de verdad?

—¿Por qué Hanna no ha vuelto a aparecer en ninguna carrera desde el Gran Premio de Alemania? ¿Es verdad que le fuiste infiel esa noche?

—Sebastian, hay fuentes que confirman que estás esperando un hijo con Diana, la novia de Nico Rosberg. ¿Debemos darte la enhorabuena por ser padre o no? ¿Abandonarás a Wagner ahora que está embarazada?

HISTORY | Sebastian VettelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora