❥ ; 29 - Descubrimiento

325 43 168
                                    


La tortura comenzó después de esa noche. Dormir juntos no era una opción, pues podrían entrar y sería difícil de explicar. Yarim no soportaba estar tan cerca y no poder abrazarlo, pero por el día era incluso peor. Sus cuerpos se necesitaban y buscaban cualquier excusa para quedarse a solas, besarse y acariciarse lo máximo que les diera tiempo a hacer. Los entrenamientos eran, sin duda, la parte más compleja, pues sus cuerpos acababan tocándose cada vez que peleaban y Yarim sentía que sus piernas temblaban cada vez que olía a su alfa cerca, pero en presencia de Alhaitham debían mantener la distancia más que nunca.

Día tras día se sometían a una dolorosa prueba. No podían dejar de querer estar a solas, pero incluso en la casa del árbol podrían levantar sospechas. Alhaitham los entrenaba cada vez más duro, y no tenían tiempo para ellos. Yarim se tuvo que poner al día con todo, dado que había estado mucho tiempo alejado y su padre también lo veía como un futuro líder de la manada pese a ser dos años más joven que Kamran.

Había pasado un mes y medio. Kaveh estaba prácticamente a punto de tener al bebé, se notaba en su abultada barriga. ¿El huevo de Dante estaría igual? Lo llamaban de vez en cuando y parecía que la cosa iba bien. Los preparativos para la boda estaban comenzando, ya que no faltaría mucho tiempo para que al fin se unieran. Entonces volverían a casa, con el bebé. Yarim no podía dejar de imaginarse cómo sería, qué rasgos tendría. Investigó mucho y llegó a la conclusión de que los genes de cánido eran dominantes y probablemente tuviera orejas como ellos y una cola esponjosa.

—Kamran, mira —pronunció el menor y se acercó con el móvil a la cama del contrario. Se sentó a su lado y le enseñó la foto de un bebé híbrido, probablemente similar al padre de Baizhu—. Así será nuestro sobrino, seguro que es lindo.

La puerta del cuarto se abrió y, de pronto, se tensó. No entendía por qué, realmente no estaba haciendo nada malo, no se había acercado con otras intenciones.

—Vamos a comprar unas cosas —dijo Kaveh—. Hoy no habrá entrenamiento, chicos, Alhaitham nunca sabe cuando parar... ¿Estaréis bien?

—S-sí, mamá...

—No te preocupes, podéis iros tranquilos —respondió Kamran intentando no parecer emocionado con saber que tendrían por fin un rato a solas.

—Hasta luego chicos, si necesitáis algo escribidme —añadió el rubio antes de salir de allí y cerrar la puerta.

Yarim se quedó en silencio un rato mientras escuchaba los pasos alejarse poco a poco hasta el piso inferior y, luego, el sonido de la puerta de entrada cerrándose. Miró a Kamran. Llevaban semanas besándose a escondidas y aquello parecía un soplo de aire fresco al fin, aunque no podían confiarse.

—Parece que estamos solos —dijo al fin y dejó su teléfono sobre la mesilla. Ya había olvidado lo que iba a enseñarle—. ¿Lo hacemos?

Kamran se levantó y se acercó a Yarim con una sonrisa.

—¿Qué quieres hacer exactamente? —cuestionó en tono juguetón. Aunque le entendía, quería escucharlo de sus labios.

Yarim se puso un poco nervioso y se acercó más para que sus labios se unieran durante varios segundos. Al fin. No habían podido besarse en prácticamente todo el día y cuando sus padres estaban despiertos, por razones obvias, no solían acercarse aunque estuvieran en la habitación.

—Quiero que t-tengamos sexo... —pronunció avergonzado contra los labios del mayor—. ¿Tienes la protección?

—La tengo... —respondió y atrapó el labio inferior adverso entre sus dientes para provocarle un poco—. ¿Quieres ir a la casa del árbol o...?

Destinos entrelazados (omegaverse) [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora