❥ ; 27 - Dejarse llevar

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Kamran asintió poco convencido, pero decidió darle un voto de confianza. Si los tutores le dejaban estar con los alfas sería por algo, o eso quería pensar.

—Vamos a comer, Aletheia y yo tenemos algo para ti —dijo el mayor sin poder contener más tiempo la sorpresa. Tenía ganas de ver su reacción.

Yarim se extrañó y recordó entonces que el día anterior había sido su cumpleaños. La omega fue la primera en acercarse y darle el regalo. Era un libro, se podía saber por la forma. Rompió la envoltura y lo abrazó contra su pecho. Era un poemario, le encantaban los poemas a pesar de que rara vez había dicho que tenía ese gusto.

—Gracias, es genial... —dijo Yarim, meciendo su cola, y volvió a guardarlo en la bolsa.

—Sabía que te gustaría, es de un nuevo autor que está siendo bestseller, ya me dirás si escribe bien.

El alfa ya se había dado cuenta de la complicidad que tenían esos dos, pero hasta ese momento no le había prestado especial atención. Con algo de timidez, le acercó su regalo. Tenía una forma un tanto irregular así que esperaba que no fuera algo muy evidente cuando lo agarrara. Yarim comenzó a mover la cola completamente expectante. No esperaba que Kamran le hiciera un regalo, así que cualquier cosa que fuera sería genial para él. Aletheia tomó el libro y así pudo agarrar aquel regalo.

—Está blandito —dijo Yarim antes de romper el papel de regalo. Sus ojos brillaban, parecía un niño pequeño el día de navidad.

Como era de esperar, se trataba de un peluche, pero no uno cualquiera. Era un zorrito de color blanco, con grandes orejas y brillantes ojos saltones de color verde.

—Así te acuerdas de mí mientras no estoy —dijo el mayor y sonrió. En el fondo le daba un poco de miedo de que pensara que era infantil o muy cursi.

Los ojos de Yarim se cristalizaron y se abrazó a Kamran tratando de que el peluche no se cayera. Era lo más lindo que había visto en mucho tiempo y claro que le recordaba a él. Tiro un poco de su cabello y lo besó de forma dulce mientras algunas lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

—Es muy bonito... —respondió el menor y abrazó con fuerza al peluche. Siempre se había mostrado serio, ni siquiera cuando era niño había sido fan de los peluches, pero venía de Kamran y eso era lo que más le importaba—. No me esperaba que me regalaras nada... G-gracias... Me gusta mucho.

—No pensé que te gustaría tanto —dijo Kamran un poco sorprendido y sonrió—. Pero me alegra... es la primera vez que te veo tan emocionado con algo.

Aletheia cada vez estaba más segura de que eran destinados, parecía que el resto había desaparecido y solo estaban ellos en su burbuja. De hecho le dio un golpecito a Kiara para que los viera, y después se fueron con los gemelos a la mesa para darles un poco de intimidad.

—Me emociona porque... me gusta que te acuerdes de mí —confesó con las mejillas un poco sonrojadas. No era una persona muy expresiva, pero su cola se movía de un lado a otro de forma inquieta—. Pensé que habías jugado conmigo y ahora eres lindo conmigo y... ¿no es un juego, verdad? ¿N-no es para burlarte de mí?

Kamran se percató de que estaban solos y aprovechó esto para dejarse llevar un poco más y volver a dejar un besito en sus labios.

—No me estoy burlando de ti, Yarim. Intenté alejarte porque pensé que era lo mejor para todos, pero me equivoqué. Me siento mejor cuando estoy contigo.

El omega volvió a pegarse a su pecho de forma mimosa, esta vez abrazando al peluche.

—Gracias por venir... No sabes lo mucho que te necesitaba...

Destinos entrelazados (omegaverse) [FINALIZADA]Where stories live. Discover now