Capítulo 4

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A veces me pregunto si mi nivel de autoconocimiento es normal. Estoy segura de que no soy la única a la que le pasa, sin embargo, no creo que sea tan común.
En todas las novelas de romance que he leído, la protagonista jamás se atreve a reconocer sus sentimientos antes de la mitad del libro. Todas siempre dicen no saber la razón exacta por la cuál su corazón se acelera cada que cierta persona está cerca de ellas o ni siquiera se toman la molesta de pensar a futuro, en las consecuencias que sus actos podrían desatar. Yo jamás haría eso. Yo me conozco lo suficientemente bien para saber que el lo que ocurre conmigo la mayoría de las veces. Es muy fácil darse cuenta cuando alguien me gusta, o más bien, darse cuenta de quién está próximo a gustarme.
Todo empieza cuando, por el siempre hecho de ver a la persona, ir a un ambiente que normalmente no sería para nada de mi agrado, comienza a no parecer tan malo. La siguiente etapa es la necesidad de voltear a ver a la persona, y de darme cuenta de si me está volteando a ver también. Si sucede que hay ciertas interacciones, la etapa tres sería el querer que esos momentos se alarguen lo más posible, y haciendo todo lo que esté en mis manos para que eso ocurra. Un ejemplo sería tratar de estar siempre donde la persona va a estar. Que estar con ellos o hablar con ellos no solo conlleva eso, si no que también están los roces ocasiones, el tema de conversación, los detalles. Y después está la etapa cuatro, la última y más importante de las etapas, que es básicamente que ocurre conmigo cuando no estoy conviviendo directamente con la persona.
Si al momento de salir del contexto en el que hay una proximidad relativamente forzada entre la persona y yo, los pensamientos, las fantasías y la necesidad de apresurar el tiempo para que día siguiente llegue y pueda ver a la persona otra vez comienzan a surgir...
Es inconfundible. La única deducción razonable en este punto es el amor meramente platónico. Es un ciclo que se ha repetido una y otra vez a lo largo de mi vida como para no reconocerlo inmediatamente. He aprendido con el tiempo que los únicos métodos comprobados para prevenir hechos futuros como consecuencias de los acontecimientos antes mencionados son:

1. Que dicha persona decida cortarse el cabello.
2. Que algún tercero entre en juego y no haya más opciones que resignación.
3. Cortar todo contacto con la persona.

Y fue justo en este momento, parada como usualmente en el carrito de helados, volteando a ver hacia el carrusel que me di cuenta de que cumplía con todos los síntomas.
Pero claro, dichos síntomas no siempre significaban algo mortal e irremediable. Podían simplemente significar que había cierta atracción, más no algo demasiado profundo.
Saber que mis sentimientos comenzaban a dejarse llevar en estas situaciones era muy útil. Me permitía saber cuál era el momento perfecto para correr, porque lamentablemente eran muy pocas las veces en las que alguien me quería de regreso. Románticamente hablando. Por alguna razón siempre parecía enamorarme sola, llegó al punto de acostumbrarme a la idea de que la mayoría (si no es que todas las personas) estaban fuera de mi alcance. En otras palabras podríamos llamarle baja autoestima, pero el punto al que quiero llevar es que si estaba prevenida, era más difícil salir lastimada. Porque por una parte, si analizamos bien la situación, con Jeremy no había demasiados riesgos que correr; Por una parte estoy casi segura de que no tiene novia. Creo que Jack lo mencionó vagamente en alguna de nuestras conversaciones. Pero por otro lado, tampoco era del tipo de chico que cometiera el error de hacerse un mal corte de cabello. En los meses que transcurrieron desde que entré a trabajar aquí, jamás cortó más de lo necesario, siempre retocando el corte en largo, permitiéndose conservar su hermoso cabello ondulado, junto con el fleco que le cae sobre los ojos cuando se agacha. Eso significa que si todo sale mal no hay plan de emergencia.
Pero a ver, no acabábamos de conocer prácticamente y habíamos comenzado a hablar a penas la semana pasada. No me podía encariñar en tan poco tiempo. En ese momento alcancé a ver por el rabillo del ojo como se acomodaba el cabello con una mano, sintiendo como me daba una sensación como de vértigo.
Sip, seguramente este sentimiento no iba a pasar a más, al menos eso esperaba.
Traté de evitar su mirada por el resto del día. Ya había pasado demasiado tiempo dándole vuelta a mis emociones como para seguirme masacrando al respecto.

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⏰ Last updated: Nov 09, 2023 ⏰

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