Capítulo 8 "Suerte estropeada"

25 5 4
                                    

La casa de Gisel es hermosa está pintada de rosa vieja por fuera.
       
No está en un mal lugar, ya que parece un condominio. Incluso a unos minutos hay un supermercado y también hay muchas  shopping.
       
Si por fuera estaba maravillada por dentro ando soltando baba. Es como los apartamentos modernos que salen solo en Internet, el piso es de algo parecido al marmol blanco, la sala y la cocina-comedor forman un solo espacio, en la sala hay un hermoso mueble blanco junto a una mesita de cristal. En una esquina de la sala hay un pequeño escritorio con una laptop y una silla rodante.
       
La parte de la cocina todo está forrada de una madera barnizada muy bonita, el desayunador, la meseta y las gabetas. También tiene dos lámparas que cuelgan muy sofisticadas y un gran refrigerador.

Pero lo que más me maravilla son las escaleras, que se encuentran desde el inicio de la sala y están sin barandas incluso parece que están colgando.   
       
Las escaleras llevan al segundo piso donde se encuentran tres cuartos y un "salón de descanso" como lo nombraron ellos.
       
—Cielo, ven —Gisel me toma de la mano y me anima a subir las escaleras.
       
Por dios que miedo. Las piernas me tiemblan más que las de la gallina turuleca y "sus patas de alambre" tomo su mano y subimos.
       
Es un pasillo no tan largo, tiene 4 puertas y se ve un balcón.
       
— ¡Que maravilla! —excalmo al ver mi habitación.
       
—No quise ponerle muchas cosas, quería esperar a que llegaras para decorarlas juntas —comenta Gisel desde la puerta.
       
Carajo creo que ella ya no se acuerda del significado de "poca cosa"
       
El cuarto está pintado de blanco, tiene una gran alfombra gris en el piso, cubriendo gran parte del mismo. Tiene una closet enorme y las puertas tienen dos espejos gigantes.  La cama es preciosa, la decora un sobrecama blanco que parece estar hecho de plumas y un par de almohadas en el cabecero. Al lado una mesita de noche y un retrato de Avi, Claudia y yo.
       
Me mata la nostalgia.
       
—No tenías porque haber hecho todo esto amor —le digo a Gisel.                      
                               
—Para mi fue un placer, Eliécer está haciendo algo  para que comas, no se a ti pero ya yo no tengo nada en el estómago.
       
— ¿Lo dices o lo preguntas? 
       
—Bueno en el closet hay alguna que otra ropa, y un par de pijamas para dormir, pasa al baño que te traeré algo de comer.

—Esta bien —suelto todo lo que traigo y entro directo al baño.
                                                                  
            (•°•°°•°•°°☆💖☆•°•°•°°•°•)

Dimos un pequeño paseo por la ciudad donde vive Gisel, pasamos por el supermercado y compramos muchos dulces, de la vida.
                 
Gisel me ayudó a preparar mi currículum así que en cuanto lleguemos a la casa iré a buscar trabajo donde me dijo.
       
Me señaló tres cafeterías que según ella, son fantásticas.                      
 
Hable con Claudia y Avi por videollamada.

Llegamos a la casa y opté  por colocarme una falda blanca y ajustada que me llega hasta la mitad de los muslos, de cuadros negros y un cinto, para arriba un top blanco con una mariposa negra estampada en el centro.
                                            
Y con la misma me despido y salgo de la casa.
       
Italia es magnífica, tiene muchas calles empedradas y las casa están perfectamente alineadas. Hasta ahora todo lo que he visto me ha encantado.
       
Deambule por las calles cerca de la casa de mi prima. Busqué trabajo en los lugares que me dijo pero ninguna me dio empleo.
       
Subo las pocas escaleras que me llevan     a la casa en un dos por tres, esta "energía sobrante" se debe de ir: "arriba la educación física" ¡Pero por supuesto que no, en la vida me gustó ir a practicar deporte!
              
Abro con la llave que me dio Gisel ya que a esta hora no hay nadie en casa,  Gisel trabaja como peluquera en una magnífico salón como a una hora de camino. Hizo lo posible por conseguir un empleo ahí para mí pero todo estaba ocupado.
       
Eliécer trabaja como chef en un restaurante lujoso, por eso es la buena vida que se dan.
                             
En cuanto entro enseguida el delicioso olor del incienso me aturde los sentidos. Cierro la puerta y voy directo a mi habitación aún con cuidado al subir las escaleras.
       
Tiro la cartera a la cama, me quito los zapatos y entro directo a la ducha.
       
Este baño hace como tres del que tenía en Cuba, acá cada cuarto tiene su propio baño, termino mi baño y me pongo la pijama para dormir.
       
Espero poder conseguir trabajo mañana rezo internamente para que Dios me ayude.
       
—¡Cielo! —no se cuanto tiempo ha pasado pero debe de haber sido mucho ya que Gisel está en casa.
       
Da dos suaves toques en la puerta.
       
—Entra —le grito para que me escuche
      
—Anoche no quise molestarte —entra con una hermosa bandeja de madera con un vaso de jugo, tostadas, mantequilla y fruta picada.
       
—Aquí tiene señorita todo un desayuno de reina —habla sin parar mientras me restriego los ojos—. Supuse que habías llegado cansada y por eso te habías dormido así que creí conveniente dejarte dormir.
       
— ¿Cuánto tiempo dormí? —pregunto ya que debió haber sido mucho.

Mi enfermera favorita   (Borrador)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant