CAPITULO 6

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Gulf se despertó con el sonido de un teléfono sonando. Todavía estaba agotado y dolorido, pero tan pronto como el zumbido terminó, comenzó de nuevo. La cama se hundió, cuando Mew se levantó. Se dio la vuelta, bostezó y se acurrucó en las almohadas.

—¿Hola?—Hubo un momento de silencio, antes de que Mew dijera —No importa quién mierda es. ¿Quién diablos eres tú?

Eso llamó su atención. Se dio vuelta y frunció el ceño, antes de sentarse. Su estómago se inclinó levemente, luego se asentó. Se sentía un poco nauseabundo, pero sabía que Bailey había pasado por muchas náuseas matutinas.

Como ya no sentía como si le hubieran inyectado fuego líquido, eso solo significaba una cosa.

Tenía un bollo en el horno.

No quería pensar en eso ahora. Nop. Si lo hacía, podría entrar en pánico con todas las letras. Había permitido que su excitación decidiera dejar que Mew lo follara, y ahora era demasiado tarde para echarse atrás.

—Me importa una mierda lo que exiges. Con ese tono, puedes besarme el culo. —Mew colgó y arrojó el teléfono al tocador.

—¿Quién era? —Notó que era su teléfono, con el que Mew había estado hablando y este parecía completamente enojado.

Mew se volvió hacia él. La ira huyendo de su expresión, reemplazada por una sonrisa divertida. —Creo que era tu padre.

—¿Mi papá? —Se arrastró fuera de la cama y se quedó allí por un momento, antes de que una oleada de mareo lo inundara.

—¿Qué diablos quería?

Lo sabía, pero no quería entrar en detalles sobre lo que su padre quería con Mew.

Odiaba que alguien supiera qué tan perdedor era su padre, y que quería que le devolviera el dinero que su madre le había dado a su hijo.

—Hablar contigo—Mew se dirigió hacia el baño. —Vamos, tigre. Te lavaré la espalda.

Esa fue una oferta que no pudo rechazar. Empezó a dirigirse al baño, antes de golpear una mano en su boca y pasar corriendo junto a Mew, dirigiéndose directamente al baño.

Cuando jalo la cadena del baño y se dejó caer al suelo, Mew lo miraba con una expresión extraña. Su mirada se posó en su estómago.

—Sí, sí—Agitó su mano, sonando tranquilo, aunque realmente quería entrar en pánico. —Me embarazaste. ¿No es eso lo que querías?

No quería lidiar con esta mierda sobrio, pero ahora que tenía un bollo en el horno, no podía hacer nada acerca de la necesidad de una bebida, un porro o un psiquiatra. Bien, todavía podría hacer lo del psiquiatra, pero pasaría de eso.

Mew humedeció una tela, luego se arrodilló y le limpió la boca. Le apartó su mano. —Estoy embarazado, no inválido.

Mew gruñó. —Puedo ver que vas a ser difícil, sin importar la situación.

—Soy quien soy—Se puso de pie y agarró su cepillo de dientes.

—Te dije que no estaba listo para ser padre.

—Tú eras el que me rogaba que te follara—Le recordó Mew, con una mueca de sus labios. —Si mi memoria funciona correctamente, también aceptaste dejarme morderte.

—Y puedes morderme ahora—Apretó la pasta de dientes sobre las cerdas. —En mi culo.

Mew gruñó. —Voy a aguantar tu boca cuando estemos solos, pero delante de mis hombres tú...

—¿Jugaré el papel de una buena esposa? —Comenzó a cepillarse los dientes, dándole la espalda a Mew. Todavía necesitaba tiempo para procesar esto, y no podía hacer eso con este parado detrás de él. Se sentía como un idiota por dirigir su enfado hacia Mew. Pero ahora que la luz de la mañana estaba sobre él, sus miedos regresaron a él, con venganza.

LOBOS 1Where stories live. Discover now