“En este mundo hay muchas cosas buenas y malas más malas
Si tú eres un dulce pájaro el alcon te casará
Pero si tú eres el alcon tu serás el que case”
La mujer caminaba perdida en sus pensamientos hasta llegar al harem donde la felicidad de algunos dominaba
La fiesta que el sultan había preparado para ella y su bebé era hermosa y aunque no se compara con otras fiestas ella estaba emocionada pues sabía que la que se había encargado de eso era la sultana hurrem
Llegó a los talones de las sultanas y hiso su correspondida reverencia
—sultanas—dijo ella mientras levantaba su cabeza siendo ignorada por de el cabello rojo
—felicidades mujer darás un bebé a la disnastia—dijo una mujer con mirada fetos pero aura triste
Rápidamente supo que era la sultana hatice
—cuídalo a partir de ahora ese bebé es lo único que importa—dijo otra con aires de grandeza
Handan solo sonrió y después miro a las mujeres que no la habían felicitado
—sultanas—hablo captando la atención de la demás—cargo en mi vientre al bebé del sultan no planean felicitarme
Claro que lo que quería handan era provocar pero que era la vida sin un poco de diversión
La más joven miro a su madre sabiendo que no diría nada y si lo hiciera sería para amenazar
—mi madre y yo te felicitamos mujer—dijo la joven—esperemos que nazca bien y con salud
La pelinegro sonrió sabiendo que aquella sultana era Mariam
La hija amada del sultán con ella es con quién tendría especial cuidado
Handan hizo una reverencia despidiéndose para ir con sus fieles amigas
—no las hagas enojar handan es mejor quedarse callada—le advirtió su amiga mientras la veía comer
Mientras tanto las sultanas se encontraban en un momento tenso
—me sorprendes hurrem pensé irías con su majestad a llorarle—dijo la sultana hatice mientras la veía burlonamente
La mujer peli roja solo suspiro y la miro con una sonrisa
—no hay necesidad de molestar a mi sultán con algo tan insignificante con una miner que pronto olvidará—dijo hurrem
—te estás tomando muchas atribuciones—dijo la sultana hatice
—no lo hago sultana solo digo lo que se que pasara—dijo ella—el sultán me ama
Firuze que de lejos escuchaba su conversación solo suspiro y miro a aquella favorita encontrándose con la sorpresa de que estaba mirandola
Handan solo sonrió y le reverencio en señal de burla
Firuze solo bajo la cabeza pues aquella mujer era por decirlo así impredecible
Lo mejor era seguir en las sombras
Handan sabía que estaban hablando de ella pero no le importaba ya que no necesitaba más que ver cómo se cazaban entre ellas
Pero algo cambio los planes
La humedad que sentía debajo de ella la confundió
Cuando menos lo esperaba las contracciones empezaron a caerse presentes
Las mujeres del harem se dieron cuenta y rápidamente empezaron a llevarla a su habitación
Cuando la dejaron en su habitación el trabajo comenzó
Handan sentía como si la vida se le fuera a ir
No se supone que nacería ahoraFaltaba para que diera a luz y eso le aterraba
Mientras tanto el sultan fue llamado
Cuando se enteró que su favorita daría a luz Se preocupo apenas tenía 6 meses y todavía faltaba para el parto
Corría el riego de que su favorita como sus hijos no lo lograran
Así que se inco y lo que nunca había echo lo hizo le pidió a ala que protegiera a su mujer y a su hijo
Le pedía con todo el corazón que los salvará
Mientras el pedía por ella las demás pedían para que no pasará la noche y muriera
Cuando todo termino todos fueron llamados
En ese lugar se encontraba el sultan y sus consortes al igual que su hija
Cuando la doctora salió
Los miro y sonrió
La sonrisa de la doctora alivio al sultán
—la mujer está bien, pudimos salvarla a ella y a sus hijos—dijo mirándolos
El sultan no perdió tiempo y paso apresurado sin percatarse de las palabras dichas por la doctora
Cuando entro miro a la mujer en la cama
Se acercó a ella y beso su frente
—que son—pregunto la sultana hurrem esperando que fuera niña
—felicidades la Hatun a traído a dos príncipes y una sultana a esta dinastía —dijo con una sonrisa
El aire se detuvo y hurrem palidecio
Como era posible se preguntaba
Ella que había amado al sultán y la sorpresa fue que había otra mujer que le había dado tres hijos al sultán
No uno sino tres
Por un momento pensó en llorar pero recordó quienes estaban
Así que solo se contuvo
El sultan sonreía por la emoción nunca había tenido esa maravillosa suerte además de que no solo eran dos príncipes si no que también le había dado una sultana
Una hermosa sultana
Solo tenía una hija pero no se le había dado la dicha de otra hasta ahora
El sultan sonrió y pregunto
—quien es el mayor—dijo
La doctora hablo
—es el—fijo señalando a uno de los bebés que venían
El sultan lo tomo y empezó el rezo
JE LEEST
EN EL TIEMPO
OverigUna joven reencarna en la época de Suleiman el magnífico como una concubina de Inglaterra, tratando de alejarse lo más posible de el palacio