cuatro.

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–Muy bien, tienen media hora para resolver su prueba, buena suerte

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–Muy bien, tienen media hora para resolver su prueba, buena suerte.–

A primera hora de sus clases, tenían esta pequeña prueba de matemáticas.

Algo fácil para Luzu, claro, sin presumir.

Se había sentado en el lado izquierdo, donde siempre se sentaba Quackity.

Ese lado tenía una ventana, que daba vista a la cancha de fútbol.

A Quackity le gustaba ver siempre a ese lugar, Luzu no entendía la razón.

Pero ahora el pelinegro parecía demasiado estresado, ni siquiera volteando a ver a la ventana le ayuda en esta prueba.

No es como si estuvieran escritas las respuestas ahí, Quackity se sentiría bendecido si así fuera.

A Quackity le gustaba la música, el inglés, no las estúpidas matemáticas y sus estúpidos números.

Quackity salió de su trance cuando oyó una suave voz susurrando su nombre detrás de él.

–O-Oye Quackity... ¿necesitas ayuda? pareces perdido.–

Dios mío ¿un ángel vino a ayudarme?

–¡Sí, por favor! me ayudarías demasiado Luzu.–

Y así le fue explicando cada ejercicio, a veces dándole las respuestas, no podía evitarlo.

Y siendo cuidadoso, claro, no quería que el profesor lo cachara y luego lo regañara, no, que vergüenza.

Y cuando terminó de explicarle, y rogando que le haya entendido se levantó y fue a entregar su examen.

–Muy bien, Luzu, puedes retirarte.— Dijo sin mayor importancia el profesor.

Salió del salón, dispuesto a ir a la cafetería y comprar algún café, estaba exhausto de tanto número.

Pero le encantaba.

Hasta que una voz llamándolo lo detuvo.

–¡Luzu! espérame.– Dijo Quackity con una sonrisa de oreja a oreja.

Era la sonrisa más linda que había visto.

–Solo quería agradecerte, de verdad, no sé que hubiera hecho sin tu ayuda.– Dijo mientras mostraba una sonrisa cálida.

–No es nada, Quacks, me alegra que te haya ayudado.– Dijo un tímido Luzu, sentía que se iba a desmayar en cualquier momento por tanta lindura que estaba viendo

–¿Q-Quieres un café? justo iba a la cafetería.–

–¡Claro! sería un gusto.–

Y así fueron los dos juntos charlando y conociéndose más.

Y un Auron que justo iba pasando por ahí se sintió como un padre orgulloso.

–Sabía que mi plan no iba a fallar.– Sonrió y se marchó ya que iba tarde a su clase.

Al fin Luzu se atrevió a hablar a el chico bonito.

Al fin Luzu se atrevió a hablar a el chico bonito

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𝐁𝐎𝐍𝐈𝐓𝐎 › luckity.Where stories live. Discover now