Mi pulso rugía en mis oídos. Y una sonrisa de satisfacción apareció en mi rostro.

Yo, no debería de descartar nada ahora mismo, todas las opciones que pasan en mi cabeza ahora mismo sobre tocarle cabían en mi cabeza, aún no pudiendo hacerlo. Por mucho que lo intentara, no podía evitar que mis ojos encima de él.

Me había convertido en un huracán de nervios. Ni hace falta nada para comprobar que el me está mirando de una manera que te envuelve tantas veces la cabeza que te deja en un efecto demasiado encantador.

—Me hubiera gustado que me tocaras un poco más, pero parece que no soporto aun demasiado el tacto...—Dijo

—¿Qué es lo que te gustaría hacer si pudiera tocarte con libertad e inesperadamente?—Le pregunté

Y así funciona lo que he aprendido en el periodismo, sobre llevar una conversación lejos de la realidad. Sentí un temblor recorrerme todo el cuerpo, porque me miraba como si... No siquiera quiero pensarlo. Amaba ese efecto que tenia sobre mi.

—¿Enserio quieres saber eso? Porque se me están ocurriendo tantas cosas que podrías hacer que quizás después no pueda controlar tus nervios por mi cuenta.

—Nadie quiere recordar mis nervios ahora—Dije—¿Qué cosas se te ocurren?

—¿Quieres de verdad saberlo?

—Si.

—Que bajaras tus dedos por mi cuello hasta la clavícula, que tus manos pasaran por mi abdomen durante minutos sin preocuparme de que me doliera, que deslizaras tus manos cálidas por mi brazo y que pasarás tus dedos por mis tatuajes tantas veces como lo desearas tu, dejaría que me tocaras el pecho y te quedaras dormida en el y luego...

—Luego, te quitaría la ropa invisible que ahora no llevas y te dejaría tal cual como estás ahora, sin camiseta ¿no? ¿qué te parece ese a continuación?—Dije divertida

Pero pensándolo mejor no debí ni siquiera haber continuado eso.

—Pues me parecería mejor si tu le añadieras algo...—Se acerca a mi oído y me susurra—Que me besaras.

—¿Sabías que los besos no se piden?—Le susurro por mi cuenta—Se roban.

Entonces, me lo robo.

Colocó su mano en mi rostro para acercarme más hacia él para darse mejor el beso, de tal forma que hacía que me olvidara de todas mis dudas al respecto nosotros. Los labios de él son una adicción saben a cerveza, es un sabor amargo pero yo lo acepto con gusto.

Está sin camiseta lo cual, todo lo que me llama ahora mismo es su cuerpo. Me enredó una mano en mi pelo y me atrajo más hasta que quedara encima de él. Deseaba tocarle el cuello, acariciarle todas esas partes que me dijo y acercarlo un poco más hacia mi. Lo deseaba. Deseaba tenerlo cada vez más cerca y sentirlo. Pero es mejor evitar todo error que pueda causarle otro ataque de esos que no me gustan.

Deslizó sus manos hacia mi camiseta desabrochando el primer botón, lo cual se quedó mirándome a los ojos en esos momentos. Me acaba de volver a besar profundamente, mientras intenta quitarme el cárdigan que llevaba puesto... Tengo calor, mucha calor y de ser consciente no lo era nada, porque sin ni siquiera darme cuenta todo se llevó a un desastre muy típico.

—!AHHHHHHHHHHHHH!—El grito de Irina detuvo todo

Dios mío, me aparté tan rápido como pude y volví a colocarme el cárdigan a una velocidad invencible.

—Joder —Murmura Marcos y se para a mi lado —Esta siempre viene en los momentos menos deseados, ¿qué clase de don tiene?

—¿Se puede saber qué haces aquí?—Le pregunté a Irina

Acordes menores Where stories live. Discover now